En plena época del imperialismo Alemania, unificada como imperio en 1871, llegó tarde al reparto colonial del mundo. África, aún por explorar, fue objeto de disputas entre las potencias europeas. Para evitar conflictos, la Conferencia de Berlín (1884-1885) consagró el reparto del continente misterioso. Alemania se apoderó de territorios como Camerún, Togo, Tanzania o Namibia. Pero ambicionaba más.