La Quinta da Regaleira, tal como la conocemos ahora, data de principios del XX, cuando el terreno fue adquirido por Antonio Carvalho Monteiro, un noble portugués, millonario y filántropo, que con la ayuda del arquitecto Luigi Manini construyó este espacio que incluye un palacio, un pequeño lago, un invernadero, varios torreones, una preciosa capilla y un pozo de iniciación utilizado, según cuenta la leyenda, por los mismísimos masones. Relacionada
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