Después de la derrota en Stalingrado, Kursk fue el último gran intento del ejército alemán para recuperar la iniciativa en el frente oriental. Adolf Hitler tenía en mente provocar un enfrentamiento decisivo que fuera capaz de inclinar la balanza definitivamente de su lado. Tras el desastre que supuso para Alemania la batalla de Stalingrado, Hitler pretendía que en Kursk su ejército pudiera conquistar definitivamente el frente oriental en pocas semanas. Considerada como una de las batallas de blindados más grandes e importantes de la historia.