"Mi personaje siempre anda obsesionado con el pintalabios rojo. Martina es esta chica extrovertida, autónoma, que se siente muy a gusto consigo misma, pero eso ni significa que siempre haya sido así. Ella vive con ese monstruo, que es una metáfora de los miedos y las inseguridades. En su caso, ha conseguido domesticarlo y el monstruo se ha vuelto chiquito. Todo el libro está lleno de metáforas de la vida cotidiana."