Lo siento para todos aquellos a los que os la han colado. No existe ni la inteligencia emocional que mercantilizó Goleman ni, por desgracia para vosotros, tampoco existen esas múltiples inteligencias que preconizó Gardner y que, a cada día que pasa, van sumando según algunos personajes sin escrúpulos, nuevos efectivos. De siete, ahora ya llevan más de doce inteligencias y sin visos de haber alcanzado su límite. Después de lo anterior tenéis dos posibilidades, seguir creyendo en inteligencias múltiples o emocionales o creer en la ciencia.