Desde pequeño te han dicho que tienes hacer la cama. Y tú, erre que erre. Todos las mañanas, antes de salir de casa, ahí que te lías. Sábana para arriba, colcha para abajo, que si hay una arruga aquí, que si colocar las almohadas... Tu día a día, vaya. Lo haces de forma mecánica, por eso no te percatas de lo aburrido que es repetir el proceso todos los días de tu vida. Pero tenemos buenas noticias: ya no vas a tener que hacer la cama nunca jamás. Y no porque lo digamos nosotros, es cosa de los científicos.