Antes de seguir, ratifico el derecho que tiene cualquier autor a contar la historia como le pete. Incluso a hacer con ella falsa moneda con la que compra un éxito dudoso. Faltaría más. La libertad literaria es sagrada. Lo que ya no es tan sagrado es pretender sentar cátedra y falsear los conceptos que se vierten, no en la novela, sino en la realidad, cosa a la que usted, señor Pérez Reverte, con su logorrea característica nos tiene acostumbradas. Flaco favor hace a la historia, flaco favor hace a las víctimas de esta triste historia de España