Me preocupa pensar que un joven autor, hoy, tiene que someter su creación a algo tan aleatorio y abstracto como su red de amigos en Facebook, Twitter o Instagram, a la cantidad de ‘likes’ que pudiese sumar a su propuesta, a lo mucho que ‘se mueva’ su idea por la red. Ahora no basta con tener talento, escribir bien, tener un estilo innovador pintando o ser una gran actriz. Ahora, además, tienes que acumular muchos ‘likes’. A las empresas les importa su presencia en redes.