De entrada lo que más impresiona cuando te acercas a este sorprendente y maravilloso autor filipino es el tamaño de sus películas. La más larga, “Evolución de una familia filipina”, tiene 11 horas de duración, bueno casi, tiene 634 minutos que son 10 horas y 53 minutos. Pero resulta más impresionante aún su capacidad para contarnos la crueldad envuelta en la historia de su país, una crueldad que hay que vivir -ni que sea a través de largas horas de contemplación- para dar cuenta de lo que realmente supuso aquel calvario.