Lo bonito de la historia, aunque sea algo repetitivo decirlo, es que ve más allá del maniqueísmo; entiende de grises y se aleja de blancos y negros. En el caso de que no lo crean basta con conocer los esfuerzos que Miguel Primo de Rivera, cónsul español en Inglaterra tras la Guerra Civil, hizo para conseguir que el juez Eduardo Iglesias Portal, al frente del tribunal del Frente Popular que condenó a muerte a su hermano José Antonio en 1936, fuese indultado y regresase de su exilio en México. Su ayuda, indispensable, surtió sus efectos y el magi