Una soleada tarde de Junio, en una habitación llena de gente sobre un pub de Londres, el Dr. Robin Carhart-Harris, investigador asociado en el Centro de Neuropsicofarmacología en el Imperial College, está dando una charla pública sobre su trabajo. Está haciendo un esfuerzo para hacerse oír por encima del alboroto propiciado por la borrachera de la planta baja, donde la gente está viendo a Chile echar a España del mundial.