Y no es porque sean malos. Es por algo más importante. Una botella de 5 euros. Para que una botella de vino sea una botella de vino, hace falta, además del propio vidrio, un cierre (ya sea corcho, tapón de rosca, material sintético o cristal), una cápsula o lacre, una etiqueta y, por supuesto, el líquido proveniente de la fermentación de uva que aquí nos ocupa. Sin duda, lo más caro de esta relación. Al menos a priori.