Charlatán, majadero, vendedor de pócimas milagreras, socialista confeso, tremendista ecologista de vulgaridad intelectual, patán, fanático... Todo eso, y más, es lo que ha vomitado Salvador Sostres sobre el científico Stephen Hawking, uno de los más reconocidos de la historia, después de morir el pasado miércoles. Lo ha hecho en su artículo en el diario ABC, cosa que ya nos tendría que hacer tomar el texto como una provocación llena de la bilis habitual. Pero incluso sabiéndolo, esta vez ha traspasado las líneas rojas del mal gusto.