El tiempo es una cuestión de perspectiva. Cuando Javier Olivares (Madrid, 1958) atraviesa la puerta del Hotel Saray lo hace como profesor, historiador del arte, crítico, dramaturgo, guionista, showrunner y colchonero. Tras su barba cana habitan múltiples vidas, pero todas piden un café con esa mirada confusa del que no sabe bien si es sueño o realidad. «No vuelvas a Granada», decía Julián a Federico García Lorca, antes de atravesar la puerta a 1979. De fondo, a un ritmo endiablado, Camarón se cuela en la cabeza de los que ven pasar al...