Cuando las formas tradicionales de opresión fallaron en su intento de contrarrestar la creciente insurrección, e incluso ayudaban a alimentarla, el departamento tomo la justicia por su mano y secretamente usó el fraude y la fuerza para sabotear las actividades políticas protegidas por la Constitución. Sus métodos iban mucho más lejos de la mera vigilancia, y se convirtieron en una versión doméstica de la acción encubierta por la que la CIA es famosa por todo el mundo.