Querida Manuela: ser poeta no es un derecho. Me asusta el mecanismo perverso del “todos valéis”, del “tú también llevas dentro un artista”, del “fracasar es no intentarlo”. A mí me da que se nos fue la mano estimulando a los pimpollos, que nos pasamos de rosca inyectándoles confianza (...) Te cuento estos sinsabores míos porque, como ya sabes -de hecho, como has gestionado-, a partir de octubre nada más y nada menos que 1.100 pasos de cebra, repartidos por 21 distritos de Madrid, van a llenarse de versos de espontáneos sobreexcitados.