Estoy casi seguro de que la lealtad está extinta. Son los tiempos que corren, que hacen parecer desactualizada todas las cosas del pasado y cualquiera a quién les guste es un melancólico de la vida que no sabe evolucionar.
Antes te casabas y luego veías si os llevabais bien o mal. Si era mal (y en algún momento siempre era así) se solucionaba y listo. Y sino cada uno a una cama y ya si eso lo hablamos mañana. Ahora hay parejas que no pasan de la luna de miel, porque ante un problema firmamos el divorcio y si eso me caso de rebote con quién me plazca, por aquello de vengarme.
En el trabajo más de lo mismo. Antes entrabas en un trabajo y estabas en él toda tu (*/-+) vida. No había horas extra porque todas eran horas extra, de la mañana a la noche. Tu jefe no apretaba, sólo te dejaba el mínimo para respirar y de vez en cuando decirte aquello "Antoñiiito, sigue trabajando duro que así para el año me compro un mercedes. que los alemanes son la H&%/". Pero ojo, allí te quedabas, con todas las mamonerías.
¿Y los amigos? Si tenías un problema te partías la cara y luego a tomarse una birra para descansar ¿Para qué discutir si puedes pelear? Ahora van a programas en los cuales se reencuentra Manolo con Santi después de quince años porque uno le dijo al otro que aunque se peinara con cortinilla se le veía la calva.
De los compañeros más de lo mismo. Podías llevaros a mamporros (véase punto anterior), pero como apareciera alguien externo a decir algo que pudiera sonar mal se formaba una marabunta que arrollaba a quién abriese la boca de más, aunque tuviera razón, pero a mi compañero sólo lo critico yo.
Claro que todo esto es un sesgo cognitivo. Nuestra mente olvida lo malo: Olvida las broncas en casa, las interminables horas en la fábrica, los "amigos" que aparecían para pedirte pasta para heroína o los compañeros que no matabas porque la guardia civil aún acojonaba. Por eso cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero a pesar de todo ya no queda lealtad.