Soy publicista, aunque no creo que sea necesario serlo para percibir la mediocridad de una pieza publicitaria. La campaña "Libres e iguales" da nombre también una asociación que se presenta como "plural y transversal". Entre sus iniciativas, la organización de una colecta para que el TC no retire del diario del Parlamento la expresión "hijo de un terrorista", que Cayetana Álvarez de Toledo profirió contra Pablo Iglesias.
Dejando de lado el lisérgico casting que abrió las puertas de la participación a personas que han coqueteado y coquetean con el fascismo, a acosadores sexuales, a estafadores de Hacienda condenados, a una amante del Rey que fue chantajeada por la Casa Real y luego viceversa, a toreros incapaces de pronunciar la erre y que han aparecido en actos con la bandera franquista, a una palurda cocainómana cuyo mayor mérito fue casarse con un torero disléxico y a eurodiputados que han llamado al golpe de Estado.
Obviando algunas de las poses, como el plano "mamada de peli porno años 80" de Arcadi, los escupitajos de dos de los más motivados, el desequilibrio patético que se produce entre el tono soso y timorato de unos y la exacerbada y testosterónica pasión de otros, las delirantes lógicas de algunas intervenciones ("soy un republicano de toda la vida, por eso ¡Viva el Rey!") hay algo que poca gente ha analizado. El mensaje. O mejor dicho, la ausencia del mismo. Una futilidad que pone de manifiesto el lodazal decadente en el que se reboza la derecha patria.
El 90% de las intervenciones se limitan a un escueto "Viva el rey". No hay más. Incluso personas que son consideradas "intelectuales". Escritores, algún filósofo (ahora más gagá que filósofo), científicos, periodistas...que se limitan a un escueto "Viva el Rey". ¿De verdad que no hay más argumentos, más razones, más poética, más eslogans, aunque sea, que puedan llevarnos a poner un poco en duda, la desafección hacia la Casa Real? ¿Es que no hay razones para apoyar al Rey más allá de decir que "viva" o es que su lamentable sociopatía, su bajo nivel intelectual y su prepotencia les impide ni tan siquiera sospechar que tal vez sea necesario currárselo un poquito más y no tratar a los monárquicos de a pie como loros estúpidos?
Precisamente esta esperpéntica y lamentable campaña es la muestra de que esta gente piensa que no hacen falta razones, que solo basta con la presencia de líderes de opinión para convencer. Que en esa sociedad española que dicen defender bajo los parámetros de la libertad, no es necesario el diálogo, ni las ideas, ni el debate. Basta con las posiciones de poder.
Esta no es por tanto una iniciativa en apoyo de la monarquía democrática y de la Constitución. Es una defensa de un orden social que nunca debe cambiar: los que estamos arriba os decimos a los de abajo, a los mindundis, a los que no tenéis ni puta idea, o también, a los que adoráis a la monarquía, que Viva el Rey. Porque es el Rey. Y no hacen falta más razones. Con esa basta. Aunque ni tan siquiera sea una razón.
Si en el siglo XI, hubiese existido YouTube y la publicidad, esta podría haber sido una campaña de ese tiempo. El clasismo como bandera. El desprecio al debate como método. Un viral para súbditos. Han pasado mil años y algunas de las cosas más esenciales parecen no haber cambiado.