La cantidad de energía que se malgasta en los intentos y nuevas empresas o empleados que quieren entrar a competir en un mercado es desproporcionalmente mayor que el bien que pueda hacer esa empresa a la sociedad.
Pensadlo, la cantidad de informes que habéis escrito y que realmente nadie se ha leído, presupuestos que no han llegado a ninguna parte, proyectos cuyo contenido valioso era apenas el 10% de todo lo escrito, productos fabricados que no se abrieron hueco en el mercado, libros o enciclopedias creadas y que nadie leyó nunca... y un largo etcétera...
La ingente cantidad de energía que el ser humano extrae de la naturaleza para devolverla en forma de destrucción, nos está consumiendo, ya no solo el planeta si no nuestras propias vidas, llenas de apariencia y de actos llenos de inconsciencia.
Si tan solo nos paráramos un momento a pensar, que estamos haciendo con nuestras propias vidas, quizás... pudiéramos diciendo con certeza y honestidad que la mayor parte de nuestro tiempo es un despilfarro de energía que no revierte en nada bueno a la sociedad, al planeta ni a nuestras propias vidas.
Hace tiempo un chico que trabajaba en un trabajo de cuidados paliativos y que cuidaba de la gente que estaba a punto de morir, contaba que de lo que más se arrepentían las personas al verse en las puertas de la muerte era que nunca habían sido ellos mismos...
Y si dejamos de aparentar ya, y empezamos a querernos un poquito más...