Centinela surcoreano en el punto de bloqueo de un túnel de incursión norcoreano.
Por mucho que la comunidad internacional ande a vueltas con las pruebas nucleares de Pyongyang, el peligro real de Corea del Norte no proviene de los 900 misiles que tienen apuntando directamente a sus vecinos del Sur, la verdadera amenaza está bajo tierra: el régimen norcoreano posee una red de túneles secretos que podrían introducir más de 30.000 soldados fuertemente armados al otro lado de la frontera en menos de una hora.Una invasión terrestre podría llegar a ser incluso más peligrosa que un ataque aéreo. De hecho, el ejército de Corea del Sur admite su temor a los 'topos' norcoreanos y ha reconocido a la cadena de televisión BBC que puede haber más túneles de infiltración norcoreanos de los que inicialmente creían. Hasta el momento, las autoridades de Seúl han encontrado cuatro de estos pasadizos militares de sus vecinos del norte. El más famoso, el llamado 'tercer túnel de agresión', fue descubierto en octubre de 1978. Se trata de una excavación de aproximadamente 45 kilómetros a 73 metros de profundidad que atraviesa la zona desmilitarizada y cuya finalidad era la de facilitar una invasión terrestre por sorpresa de Corea del Sur. A través de estos túneles, construidos entre 1974 y 1990, el régimen de Pyongyang pretendía introducir en territorio surcoreano 1,2 millones de soldados con la misión de invadir Seúl, situada a menos de 50 kilómetros de la frontera. El Ejército de Corea del Sur supo de las intenciones de sus vecinos del norte gracias al testimonio de un desertor norcoreano, que dio la voz de alarma a mediados de los años setenta. A partir de ese momento se intensificó la búsqueda de la amenaza subterránea, no solo por parte de los militares, sino también por ciudadanos.El más famoso de estos grupos de 'cazadores de túneles' civiles es el encabezado por el reverendo cristiano Kim Jin-Cheul, que junto a un grupo de voluntarios compuesto por religiosos, fieles y exsoldados recorre los 238 kilómetros de frontera inspeccionando cualquier socavón o gruta en busca de nuevos túneles."Algunos piensan que estoy loco", aseguraba Jin-Cheul en una reciente entrevista concedida hace unos meses al diario 'The New York Times', en la que se mostraba convencido de que durante las últimas dos décadas los norcoreanos habían seguido construyendo túneles de infiltración que llegarían a la mismísima Seúl y que, en un hipotético conflicto, podrían servir "para capturar la ciudad entera y mantenerla como rehén". Fuente: www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=111&t=26332&hilit=a