He visto las mejores mentes de mi generación malgastadas haciendo modelos matemáticos de realidades inventadas, compitiendo entre ellos en carreras sin final.
Trabajar incasablemente para que acumulen poder los sin nombre, verdaderos amos del mundo, sin tener otro objetivo que tener más lujos que el prójimo.
Yonkis restregando sus genitales en pirámides de cristal con extraños consumidos por la lujuria de la cocaína.
Cuerpos fuertes empujando cargas esféricas hacia cumbres infinitas sin más aliciente que un poco de sal.
Mercantes en la mañana asaltando a transeuntes soñolientos con el fin de que participen en fraudes altruistas.
He visto a la estupidez aceptar al egoismo como virtud y a los charlatanes motivadores como sabios milenarios.
Vidas terminadas en pestilentes cubos de basura una vez que fueron consumidas hasta la extenuación.
Esclavos con fuertes cadenas invisibles que imaginan el fin del mundo antes que el del sistema que los somete.