Empiezo la reflexión con la frase del famoso libro y comentando una noticia local que no trascendió a la prensa nacional, probablemente porque en una gran ciudad no sería nada raro. Una joven (niña) de 13 años tuvo un coma etílico la noche de las fiestas. En principio no parece una noticia rara; Hay comas etílicos todos los fines de semana, pero la edad me sorprendió porque la hija de un familiar tiene esa edad y no sale por la noche, obedece a sus padres, hace los deberes nada más llegar del colegio (o instituto) y es probablemente la otra cara de la moneda de la pre-adolescencia.
Esto me hizo pensar en lo que puede ver (o más bien me dejaron ver) hace años en una asociación cuando me propusieron dar clases allí. El horario que tenían cubría toda la tarde, aunque algunos alumnos lo compaginaban con otras actividades externas que les podían interesar; En las internas tenían técnicas de estudio, oratoria, inglés con profesor nativo, marketing, horas libres de estudio y todo tipo de clases que les ayudarían a tener herramientas y conocimientos para el futuro. Por supuesto sigo hablando de chavales de 13 años, aunque podían entrar a partir de los diez.
Entonces me acordé del hijo de una amiga. Ya tiene más de 16, pero fue un chaval que iba de casa al colegio y del colegio a casa, no hacía los deberes a menos que le hicieras un marcaje de cerca, le dedicaba horas y horas al ordenador (en eso me recordó a mi) y andaba por la calle dando vueltas con otros amiguetes.
Es entonces cuando comparo la dinámica actual (no a los deberes, los niños deben jugar, hay que desarrollar su creatividad...) con los de la asociación en cuestión, que está educando a chavales que se van a pasar el sistema educativo por el aire, y probablemente las habilidades y la seguridad que tengan en diferentes materias les hagan destacar sobre los demás y tener más seguridad en si mismos.
Lejos de aplaudir esta asociación, que algunos ya habréis adivinado cual es, veo una gran diferencia entre un chaval cualquiera y otro que acuda allí: Probablemente en el futuro los primeros votarán a los segundos. Por eso ya desde pequeñitos unos son más iguales que otros.