La tan amada ley de transparencia

La ley de transparencia española apareció por primera vez en marzo de 2012 como anteproyecto, momento en el cual eramos el único país europeo de más de un millón de habitantes sin una ley así. Algo especialmente bochornoso si tenemos en cuenta que la primera ley de transparencia fue en 1766 en Suecia.

Aún así, la ley de transparencia no llego regalada, si no que fue consecuencia de una larga lucha que se retrotrae a mucho más atrás que 2011, pero sirva de ejemplo este video del 15M vimeo.com/25811353, este articulo de periodismohumano.com - La ley de las respuestas se queda en incógnita y este de la asamblea popular del Retiro - Insuficiencias Ley de Transparencia

Como toda ley arrancada a regañadientes, el anteproyecto era claramente insuficiente y plagado de puertas traseras para escapar de las preguntas incomodas, y la lucha tuvo que continuar:

  1. acces-info.org - El anteproyecto de ley de transparencia deja fuera demasiada información
  2. cesarcalderon.es - Una ley de transparencia amortizada, analógica y sin ambición
  3. governobertc.wordpress.com - Evaluación del anteproyecto de ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno
  4. gutierrez-rubi.es - Menos transparente de lo deseado
  5. proacceso.org - Queremos una ley pro acceso que cumpla con los 10 Principios

Sin embargo, por insólito que pueda parecer, la ley de transparencia se convirtió en la primera ley sometida a consulta popular en España. Para ello se habilitó un portal, donde además de poder leer el anteproyecto (algo que podías hacer en menos de 15 minutos), cualquier ciudadano podía proponer mejoras al texto rellenando un sencillo formulario sin ni siquiera identificarse o registrarse.

Los movimientos sociales, ongs, etc. se pusieron manos a la obra. Se hizo difusión a los cuatro vientos, se hizo didáctica, se prepararon incluso respuestas diseñadas para cortar y pegar para quien no quisiera o no tuviera tiempo de hacer las suyas propias. Incluso el propio gobierno y los medios tradicionales publicitaron la consulta popular.

Si en aquel momento pudiera haber alguna duda sobre el éxito de la consulta, hoy, viendo las reacciones que ha supuesto la paralización del derecho de acceso de información a consecuencia (o aprovechándose) del estado de alarma, pensaremos que los servidores del portal de transparencia debieron colapsar durante aquellos días.

Nada más lejos de la realidad, en la consulta solo hubo poco más de 3.600 contribuciones. En el mejor de los casos (suponiendo que nadie enviara varias veces su propuesta) eso equivale a 7 personas de cada millón. ¡Siete personas de cada millón!

Hoy, la ley que llegó tarde y mal (porque a nadie le importaba salvo a los pocos que lucharon por ella), la ley que aun siendo la primera en ser sometida a consulta pública pasó sin pena ni gloria (porque a nadie le importaba salvo a los pocos que lucharon por ella), es llorada de tal manera que parece que todo el mundo luchó por ella.

A menudo, por no decir siempre, las luchas por los derechos una vez conseguidos (y no antes) pasan a engrosar ese cúmulo de cosas de las que se tiende a hablar en primera persona del plural, como cuando la selección gana un campeonato y la gente dice "hemos ganado" sin haber tocado un balón.

Bien hace el que se queja de este nuevo atropello a la ley de transparencia, pero qué cruel es que esas quejas suenen como a que la ley de transparencia les importe mucho, muchísimo, o al menos lo suficiente como para rellenar un formulario. Porque sí, hay gente a la que le importa, pero el último recuento fue que le importaba a siete de cada millón y mucho debería haber mejorado la cosa en 7 años como para que hoy salgan las cuentas.

Espero equivocarme y que en la próxima lucha no estén solo 7 de cada millón.