Un hombre me llama una mañana por teléfono con un fuerte acento inglés y en un español poco inteligible. De fondo, un ruido ensordecedor de lo que parece ser un call center con múltiples comerciales llamando a sus clientes. El supuesto nombre de mi interlocutor es John y afirma llamar desde el soporte técnico de Microsoft. Según él, mi sistema operativo Windows de mi computadora tiene un problema de consumo excesivo de RAM y se debe a que estoy siendo espiado. Él me asegura que si sigo sus instrucciones, pondré el Window de mi equipo a salvo.
John será experto informático y aunque entiende y habla español, no se desenvuelve del todo bien en el idioma de Cervantes. John intenta comunicarme sus instrucciones sin mucho éxito, entre otras cosas porque tengo otitis y estoy algo cansado. Así que al final, le digo en inglés que no puedo llevar a cabo su plan de salvación para mi Windows 8 en ese momento, que estoy en la calle y que llame dentro de una hora. John acepta la propuesta.
Richard Stallman , uno de los máximos referentes del software libre, dijo en una entrevista que Microsoft espiaba a sus usuarios, pero jamás creí que tendrían la osadía de comunicárselo a algún usuario por teléfono. No siento enfado, todo lo contrario, me considero afortunado: Microsoft trabaja para que esa partición de 45 GB repleta de telarañas donde tengo instalado Windows 8 de fábrica, ese sistema operativo con esa molesta interfaz creada para tablets y, que solamente uso para testear software privativo creado para Windows, esté segura. ¿Qué más puedo pedir?
Tengo una amiga a mi lado y le comento el contenido de mi conversación con el samaritano de Microsoft que ha organizado una cruzada para salvar mi ordenador al puro estilo Hollywood, tal como se refleja en la película "Salvar al soldado Ryan", todo un detalle de la compañía de Billy Gates. Mi amiga sospecha de John,y yo no entiendo el por qué, siempre he creído en la honestidad de John y, ni corta ni perezosa, ella empieza a buscar en Internet con su móvil: estafas en Internet relacionadas con el servicio técnico de Microsoft. Su intuición femenina y perspicacia me hiela el corazón.
Mi amiga dice que en Internet aparece una estafa de un hombre llamado Paul, que asegura que es técnico de Microsoft y que llama por teléfono para comunicar que el equipo tiene un virus y para solucionarlo, tiene que acceder por escritorio remoto a tu equipo,varias webs advierten que Paul puede instalar un software malicioso para acceder a los datos personales del usuario y que incluso puede pedirle los datos de tu tarjeta de crédito e incluso que haga un pago por la ayuda de soporte técnico.
Me niego a pensar que John sea primo carnal de Paul pero debo ser cauto. ¿Y si mi amiga dice la verdad? Ayer, he visto el último capítulo de Juego de Tronos y descubrí que el hombre es un lobo para el hombre, o como dirían los antiguos romanos "Homo homini lupus".
Pasa una hora y mi amigo John aún no me ha llamado. ¿Qué ha sido de la exquisita puntualidad inglesa? Y cuando todo parecía indicar que John no me iba a ayudar, recibo su llamada telefónica de nuevo.
- Hola, soy John del servicio técnico de Microsoft.- me saluda con voz amable
- Police - le respondo mientras bostezo.
- Police? - me pregunta sorprendido John
- Policía - traduzco en español, no vaya a ser que a John se le haya olvidado su inglés.
- ¿Policía?... ¿Has llamado a la policía? - me pregunta John mientras entra en estado de shock
- Yeaaah! Tú no eres técnico de Microsoft - vuelvo a tomar la palabra.
- ¡Eres un hijo de pfuta!... ¡Me cago en tu pfuta madre! - me responde John, tengo que decir que me encanta su acento british y como hace énfasis cuando pronuncia la letra p de la palabra "puta".
- La policía sabe tu nombre, tu número de teléfono, tu dirección, la ciudad desde donde llamas - le indico a John sin que sus halagos me haya debilitado un ápice. En realidad, no había llamado a la policía (eso lo haría inmediatamente después) pero disfruto de esta conversación fructífera.
- ¡Eres un hijo de pfuta! - y John enfadado va y me cuelga el teléfono.
No me dio tiempo de confesar a John que no soy usuario de Windows sino de Linux. ¡Qué lástima! ¡Otra vez será!
Recopilo los pocos datos que tengo de John, el número de su teléfono con prefijo de Reino Unido y la localidad desde llama que es Radbruch, un municipio situado en el distrito de Luneburgo, en el estado federado de Baja Sajonia (Alemania), según aparece en mi registro de llamadas y le facilito la información por correo electrónico a la unidad de la policía que se encarga de los delitos de fraudes y estafas en Internet.
¡Suerte John!