Es en ocasiones como las de ahora, suponiendo que debido a los estímulos del momento (de tranquilidad o de inspiración) que más que pensar, siento eso de que el sentido de la vida no existe.
Se me ocurre compararlo con unos de esos momentos lúcidos que salen en las pelis, o con esas fotos que "los espirituales" suben a Instagram, intentando transmitir el mensaje de que todo tiene su porqué y que somos energía...pero de un signo opuesto, una inspiración de signo contrario.
Verbalizar o describir una sensación siempre será hacer una representación limitada de esta, quiero decir, sé que no podré transmitirte la sensación con este post, pero intento compartirlo:
Entiendo incluso que existe el destino científico, eso de que si una partícula tiene velocidad,aceleración...el estado inmediatamente posterior está ya determinado y podría calcularse...y como todo en el universo es materia, podría saberse el futuro, al menos teóricamente.
Pero respecto al sentido espiritual de la vida...eso no existe. Las cosas te pasan, quizas y por tener alguna referencia, por ese determinismo científico, pero nada más.
¿Cuál es el consuelo entonces?
Quitando todas las capas de papel de pared de la habitación del consuelo, ya pusimos al amor en el contenedor azul y quitando un cacho de la última capa, la de "todo pasa por algo", ya se puede ver que la pared real está y siempre estuvo hecha de vacío, de nada. Es el material original de la vida, el último refugio.
La nada de la que estamos compuestos todos y a la que iremos. La misma nada que está presente cuando te preguntas por el sentido de que una hormiga muera aplastada, haya hambre en el mundo, te enamores...o te pasen las cosas que te pasan.
Es todo un velo, una ilusión provisional de la verdadera realidad: la nada.
Y no, no es triste, es consuelo de verdad.