Siempre que voy a visitar una ciudad nueva priorizo dedicar tiempo a los mejores museos de la ciudad, incluso en ocasiones es lo único que me da tiempo a visitar de la misma, paseo céntrico aparte. Reconozco que soy un turista atípico en los tiempos que corren (igual esta era la visita típica de nuestros mayores pero yo veo a gente más preocupada en hacerse la foto insta de turno frente al monumento típico de turno), y es que disfruto mucho aprendiendo de las raíces del lugar, su arte y cultura. No me gusta tanto las visitas guiadas, me estresan y saturan, prefiero documentarme por mí mismo en el lugar o, mejor aún, prepararme la visita previamente. Siento especial debilidad por los museos de ciencia, donde disfruto especialmente cuando descubro una nueva demostración ingeniosa de alguna característica natural o del cosmos.
Dicho lo cual, hace años que noto que los museos en general (y cualquier cosa cultural en particular) está enfocada de forma muy directa a la infancia, al punto que llega a rozar lo ridículo/demasiado infantil
en ocasiones. Los zoos directamente parecen un parque de atracciones para padres con niños, y los museos de ciencia usan un lenguaje extremadamente infantil, como si se hubieran diseñado expresamente para niños. La realidad es que, al margen de los abuelos del inserso y los guiris que quieren ver algo del sitio, los niños copan esos lugares, no respetan el silencio que debería de reinar en un museo y muchas veces es verdaderamente odioso los niños pequeños que se aburren y lloran sin parar. ¿Por qué se enfoca tanto en ese público y tan poco en la gente verdaderamente interesada en la cultura, el arte y la ciencia?
La cosa ha ido a más, y sin embargo no es algo que vea en todos los países visitados, pero sí es una tendencia mundial desde hace un tiempo. Y aunque creo que debería de reservarse espacios para que los pequeños disfruten, los adultos interesados en la cultura debería de ser la "clientela" que debería de cuidarse y deberia de ser más estricto con las normas de educación del lugar y respetar aquellas personas que realmente visitan los lugares con interés y quieren disfrutar de ello en silencio.
Capítulo aparte merecen los posers y candidatos a influencers que solo van a hacerse la foto selfie al lado de los cuadros famosos, aunque eso es otra historia.
Todas estas reflexiones me surgieron tras una exposición de Caixaforum con la excusa de Leonardo Da Vinci en la que solo habia un vídeo de corte mindfullness con frasecitas motivadoras y luego juegos de ingenio lejanamente inspiradas en da Vinci, todo dirigido y hablado hacia niños de una manera vergonzosamente infantil. Y mi reciente visita al museo de ciencias de Valencia (además del oceanografic) también me ha reafirmado en mi teoría.
Para terminar mis reflexiones (sin más intención de dejarlas plasmadas en alguna parte) mi propuesta es darle (o recuperar) un aire más adulto a los museos, recuperar su solemnidad (hacer respetar el silencio) y su labor divulgativa y dejen de "tratar de entretener educando" a niños como principal objetivo con poco interés en aprender algo salvo aporrear todo lo que tienen delante. Si hay niños con interés aprenderán si la información está bien presentada. Y ya puestos, si los padres piensan que sus hijos serán más listos solo con ir al museo van muy poco encaminados.