He de decir, que mi desencanto con la política ya viene de hace unos meses (tampoco años), esta pandemia no es la causante, aunque sí la confirmación de lo que para mí es la decadencia de una política basada en intereses... España no ha sido la única, prácticamente medio mundo occidental ha caído en este paradigma de la inacción.
Pero vayamos poco a poco... Como decía, ya llevaba un buen hartón de política, y eso que antes siempre me había gustado debatir sobre cualquier tema, escuchar opiniones, compartir pensamientos, lo había considerado muy enriquecedor para mí, y para las personas involucradas en la conversación. ¿Pero qué me sucedió? ¿Por qué llegué a ese colapso mental e intelectual? Lo he ido viendo con el tiempo, cuando sentimientos de impotencia, de nadar a contracorriente iban floreciendo en mi interior. ¿A qué me refiero? Sigamos...
Nací en una comunidad autónoma mediterránea, hijo de padres trabajadores que tuvieron que emigrar desde otras partes del estado, buscando un futuro mejor (como otros tantos, nada excepcional). Tuve la suerte de criarme en un barrio humilde de Barcelona y de que mis padres no me inculcaron ningún sentimiento identitario a nivel cultural o de pertenencia a ninguna bandera, aunque ellos pudieran tener sus propias ideas o creencias. También es cierto, que como yo, otros tantos que nacimos aquí y hemos convivido desde niños con todo el panorama político, hemos desarrollado un sentimiento "apátrida" sin odios hacia ningún bando, pero cansados de ver que lo realmente importante era ninguneado por unos y por otros.
Poco a poco fui creciendo, y conformando mi propia opinión a cerca de todo. Tuve la suerte de que mis padres me regalaron con su esfuerzo el acceso a la universidad, y allí tuve acceso a personas de diferentes pensamientos y a la vez, acceso a conocimientos (tecnológicos o científicos, que más da) que también pesaron en la conformación de mi intelecto. Siempre he creído que en la variedad está el gusto, y que rodearte de diferentes pensamientos te ayuda a no conformar un mundo irreal, en el que todo es como quieres tú que sea, sin importar que sea verdad o no.
Con el tiempo, la política se tornó cada vez más visceral... He vivido tiempos donde todo se convertía en personal, también yo me llegué a irritar en alguna ocasión, aunque como bien he dicho antes, no por defender una bandera u otra, que me daba igual, si no por ver como unos creían ser mejores que los otros sin tan siquiera hacer un mínimo de autocrítica... Los mundos de piruletas surgían y te hacían ver el mundo como si uno, el suyo fuese el mejor y tu por no estar en el suyo estuvieras en contra de él. Fue duro, pero no porque me sintiera ofendido, sino porque para mí, se iba constatando algo que podía parecer a nivel local, regional o estatal, pero que era un mal que afectaba a medio mundo.
No quiero parecer enigmático, solo que es necesario ir punto por punto. A lo que me refiero, es simple y llanamente a los nacionalismos, al mal que tanto han hecho a la humanidad y que siguen haciendo. Unos te dirán que los hay de buenos y que los hay de malos, pero yo siempre he pensado que són "perros con distinto collar". Donde he nacido yo (no quiero ni usar el término "mi tierra"), llevamos años perdidos, enfrascados en debates que no aportan nada a la comunidad, que nos distraen, que nos desunen como "sociedad", a unos y a otros, mientras que los de arriba (y ahora es cuando empieza a cobrar sentido el título) manejan sus banderas y sus intereses ligados a legislaturas de 4 años para que pocas cosas cambien, mientras que el pueblo está ocupado tirándose los muebles a la cabeza...
Legislaturas de 4 años donde creemos haber votado, haber tenido cierta influencia, pero que no dejan de ser pequeñas inversiones a corto plazo de quienes son escogidos. No suelen tener perfiles científicos ni tecnológicos, suelen huir de esos campos que no conocen y que les proporcionan miedo. Solo buscan su crédito político, y arriesgarán el mínimo, porque en el momento de ser elegidos ya están pensando en su reelección... Y entre medio, la necesidad de generar ese sentimiento patriota o de vender sus puntos fuertes del programa político que abanderan a toda costa, para tener la escusa de que ellos lo hicieron bien, que la culpa es de otros (dígase estado, dígase región, dígase Europa) y de esa manera, seguir alimentando el pez que se muerde la cola y que tan bien les va para poder seguir vendiendo promesas.
Y entonces llegó el Sars-cov-2, el coronavirus para la gente de a pié... Algunos ya nos veíamos el problema venir, no había de ser uno epidemiólogo o médico, solo viendo los números que reportaba china, y los artículos que se iban publicando o las medidas que se estaban adoptando en el lejano oriente ya mostraban claros síntomas de que esto, no era una "simple gripe". Pero aquí (y digo aquí como podría ser cualquier otro punto del estado u otro país), seguíamos enzarzados en discusiones banales, y creyéndonos mejores que otros simplemente por el mero echo de haber nacido "en una región específica", que esto no iba con nosotros.
Entonces, el virus llegó a Italia, un país cercano. Y volvieron a replicarse los mismos datos que China reportaba con anterioridad, y los números cada vez iban siendo más crudos... Fueron los primeros en caer en occidete como país y por su política obsoleta, donde hicieron oídos sordos a las recomendaciones que seguro que científicos mucho mejor preparados que yo les hicieron llegar.
Y aquí nada cambió, actos políticos, discursos identitarios de un color u otro, manifestaciones multitudinarias... La inacción política continuó, debido en parte al peso que tendrían las medidas drásticas que eran necesarias en ese momento y que "sin duda" seguro que les pasarían factura en lo que les quedaba de legislatura. Y el virus, seguía campando a sus anchas y se empezó a hacer cada vez más visible... Entonces empezaron las disputas, que si aquí no hay riesgo, es culpa vuestra "como siempre", o el famoso "es una simple gripe", y otras muchas cosas que se escucharon, que en en la barra del bar serían geniales, pero a esos niveles... Eran simplemente deprimentes. La política estaba pasando por encima de las personas... Totalmente obsoleta, tratando un problema global como si fuera local. La oposición intentando sacar tajada, los del gobierno mirando para otro lado... Todo era muy triste, porque tenías la sensación de que daba exactamente igual quien llevaba el timón: la reacción hubiera sido la misma con otro capitán en el barco y otra tripulación para este reto, el problema era el mismo, obsolescencia.
De Estados Unidos, ya no voy ni a hablar... Es la decadencia del sistema llevada a su máximo exponente, donde el virus está haciendo estragos y es el perfecto ejemplo donde acontecen todos los males a los que me he ido refiriendo en este artículo.
País a país, región a región, ciudad a ciudad... El problema en menor o mayor medida se estaba produciendo. Científicos (y aquí meto a todos, médicos, epidemiólogos, estadistas...) atados de pies y manos por la inacción de la política y de los intereses económicos.
El virus estaba demostrando algo a la humanidad: da igual de que país seas, que idioma hables o de que color tengas la piel. En un mundo globalizado, un problema de esta envergadura habla por sí solo. La población de la tierra está tan a salvo como lo está la región más pequeña de la misma, si no se vence entre todos, si unos no nos ayudamos a los otros, si no dejamos nuestros egos y las banderas a un lado, seremos igual de débiles como "especie" o como sociedad. Creo que es el momento en el que la gente debe de plantearse cosas, debe reflexionar... Trascender el paradigma de país, y pensar como "humanidad". La política actual está obsoleta, y el organismo más simple de la tierra lo está demostrando. Debe cambiar, ¿cómo? yo creo que debe de ser más justa y posiblemente estar sujeta a un criterio más científico, donde los recursos no se gestionen en función de que partido militas o de que color es tu bandera. Debemos de estar gobernados por personas que no tenga intereses partidistas y que no antepongan la política a las personas.
Creo va a haber un antes y un después, porque el ser humano muchas veces solo es permeable cuando ve la tragedia de cerca. O por lo menos, es lo que yo espero: que confiemos más en la ciencia y menos en los intereses económicos, que entre todos nos ayudemos los unos a los otros que no presumamos, que dejemos nuestras creencias identitarias a un lado y que actuemos como humanidad de una vez. Solo así podremos seguir avanzando y haciendo frente a los retos que nos quedan por afrontar como especie, hacer un mundo más justo... La otra opción es sobradamente conocida: esperar a que todo pase, para volver a hacer exactamente lo que hacíamos. Y ya sabemos perfectamente a quién beneficia...