La salud es un estado de la mente, el bienestar un estado de ser

La era digital de la comunicación instantánea y las redes sociales ha dado forma a nuevos hábitos que obstaculizan los esfuerzos de nuestro cerebro para regular las emociones. Respondemos a las situaciones en tiempo real según las percibimos. Esto puede provocar reacciones negativas que causan daños a nuestra salud y a nuestro bienestar.

Durante los casos de crisis, como la del Covid-19 a la que nos enfrentamos ahora, mantener la calma puede ser a veces complicado. Especialmente cuando nuestra vida diaria ha dado un giro de 180º en tan solo días. Aprender a hacer frente a situaciones de tensión es una habilidad importante de la que todos nos podemos beneficiar.

Calefacción

El clima y la temperatura pueden tener un gran impacto en la salud, especialmente en el hogar. Como se nos exige que pasemos más tiempo en nuestras casas, es importante regular la calefacción para mejorar el confort y optimizar el consumo de energía.

El estándar de la Organización Mundial de la Salud para un calor confortable es de 18 ºC para adultos sanos que estén vestidos apropiadamente. Para aquellos con problemas respiratorios o alergias, recomiendan no menos de 16 ºC, y para los enfermos, discapacitados, niños y ancianos, un mínimo de 20 ºC. Por eso la recomendación es ajustar la temperatura de tu sistema entre 18 ºC y 21 ºC para la disfrutar de la mejor comodidad.

¿Sabías que por cada grado de temperatura que disminuimos la calefacción ahorramos hasta un 8% en nuestra factura de la luz? La mayoría de nosotros ni siquiera notará esta diferencia tan pequeña en la temperatura ambiente pero nos ayudará a la hora de ahorrar en casa.

Los radiadores eléctricos necesitan un mantenimiento mínimo, pero mantenerlos limpios y sin polvo ayuda a mantener un ambiente saludable en el hogar. La recomendación es que todas las piezas se mantengan limpias (detrás, debajo y a lo largo de las aletas), pero no utilices productos de limpieza abrasivos en el aluminio o el acero. Simplemente limpia el cuerpo a fondo con un paño ligeramente húmedo (no mojado) con jabón de pH neutro.

Puedes limpiar el panel de control frotándolo con un paño seco, pero recuerda bloquearlo primero para evitar que los botones sean presionados innecesariamente.