¡Qué salga a la luz la cárcel que no se ve!

Lo que van a leer a continuación, es un resumen del testimonio de Sebastián S.H, que también se hace llamar "El Naní". Él es un preso al que los funcionarios de prisiones y los medios de comunicación como Ok Diario, apodaron el Hannibal Lecter español.

La versión oficial de quien es Sebastián S.H y lo que hizo la pueden buscar en Internet y podrán acceder a varios artículos y noticias publicados por diversos diarios digitales españoles, pero se la voy a resumir por si no quieren tomarse las molestias: Sebastian S.H es un preso común de etnia gitana, un hombre fornido que fue culturista, práctico artes marciales y boxeo y además, fue portero de discoteca. Con 90 Kg de peso y 1,84 m de estatura, Sebastián está considerado uno de los 5 reclusos más peligrosos de España y cuenta con un historial penitenciario conflictivo. Según los funcionarios de prisiones, este preso ha agredido en múltiples ocasiones a funcionarios y otros presos. Lo último que leí sobre él es que estaba recluido en el Centro Penitenciario Puerto III de Cádiz.

No voy a posicionarme emocionalmente en favor del reo pero mucho menos lo voy a hacer en favor del estado español; porque sé cómo se las gasta con quien le lleva la contraria. Voy a contar la versión de Sebastian S.H. Cómo ha sido su vida desde que nació, por qué ha acabado en prisión y cómo es el trato de los funcionarios hacia su persona. Son sus palabras, no las mías, sacadas de un libro escrito por él con ayuda de una correctora y titulado “Camino hacia la libertad” publicado por la editorial Aliar Ediciones.

Sebastián S.H nació en la ciudad de Málaga en la década de los 80, su padre, ya fallecido, además de cantante de flamenco, era traficante y consumidor de drogas.

Sebastián S.H aprendió a odiar desde muy chico. Con 4 años de edad, él y su hermana vieron a su padre esposado por policías por delitos asociados a la delincuencia común. Se crió en un barrio donde el tráfico de drogas y el dinero fácil era algo habitual. Con la detención y el encarcelamiento de su padre, la espiral del odio hacia la policía fue in crescendo, él reconoce que terminó haciéndoles pagar a algunos compañeros de clase su frustración personal y familiar, cometiendo agresiones contra ellos de manera injustificada.

Sebastían no es un santo y esto no lo digo yo, lo dice él. El Naní llegó a cometer ciertos delitos como robo de teléfonos móviles y de coches. Su historial penitenciario figura el paso por 5 reformatorios y 12 cárceles, lo que cuenta en forma de rap: "estuve en 12 talegos y no me doblego".

Él acusa a los funcionarios de tratar a los presos FIES control directo como a animales y asegura que estos presos sufren continuamente abusos, malos tratos y humillaciones por parte de los funcionarios.

Entre otros hechos, El Naní acusa a los funcionarios de prisiones de amarrar a los presos a unas camas con correas de sujeción mecánica. Dichas correas provocan daños en la espalda, muñecas y tobillos,lo que causa heridas como llagas y ampollas en esas zonas del cuerpo. Sebastián S.H también acusa a los carceleros de oblitgar a los presos a hacerse sus necesidades encima, manchando las sábanas.

Él denuncia que no solamente los carceleros son agresores, sino hasta los sanitarios de la cárceles donde se encuentra recluido y les acusa de haber participado en las agresiones contra su persona. Cuenta como experiencia personal que en una ocasión, él fue amarrado a una cama con las correas de sujeción mecánica puestas en sus tobillos y muñecas. Para a continuación, ser golpeado con saña por numerosos funcionarios en la sala presentes, mientras él estaba inmovilizado y todo ello ocurrió en completa nocturnidad con el agravante de alevosía.

Sebastián S.H acusa al sindicato de funcionarios de prisiones ACAIP de solo hacerse eco públicamente de los daños físicos que él causa pero ignora o minimiza los daños físicos que él ha sufrido por sus compañeros.

El Naní denuncia que en el estado español, hay una cárcel dentro de la cárcel, una cárcel que no se ve y que el estado español no muestra. Una vez, un opositor a carcelero me habló de una prisión y me dijo lo siguiente: "Te lo pintan como un hotel de 5 estrellas pero la realidad no tiene nada que ver" con la ficción que se había creado en torno a ese centro penitenciario. Sin embargo, cierto sector de la sociedad se ha creído ciegamente que algunos presos son privilegiados y viven mejor que la mayoría de los ciudadanos de a pie.

Sebastián S.H arrastra severas secuelas físicas como costillas partidas o desprendimiento de la retina de un ojo a consecuencia de las palizas, aportando pruebas fotográficas de las lesione a las que fue sometido, fotografías que son publicadas en su libro. También cuenta que existen cámaras que graban lo que ocurre en prisión pero que las grabaciones son destruídas después de una semana después de haber sido grabadas. Así que en muchas ocasiones, no pueden ser utilizadas como pruebas a requerimiento de un abogado defensor en un juicio. Aunque a veces, disponer de abogado no es señal de ninguna garantía. Por ejemplo, este preso denuncia en su libro por su nombre a un abogado que contrató para denunciar la vulneración de sus derechos, dice que el letrado vio una grabación que no había sido destruida y que no hizo nada por él ,quedándose con su dinero.

Sebastián S.H intenta convencer al lector que no es tan peligroso como dicen. De ser así, él no habría pedido ayuda al fiscal o al director del centro penitenciario donde está encarcelado. Las autoridades han hecho oídos sordos de sus peticiones de auxilio, según su propia versión de los hechos.

Los problemas van más allá de los malos tratos con los funcionarios, él dice que también tuvo peleas con otros presos. En dichas reyertas, El Naní afirma que dio y recibió puñaladas con armas blancas improvisadas dentro del penal. Sebastián S.H afirma no haber matado a nadie aunque también cuenta que casi estuvo a punto de hacerlo. Él cree que solo los asesinos seriales, violadores y pederastas merecen el sufrimiento que él vive en régimen de aislamiento.

Sebastián confiesa haber recibido muchas palizas y a veces, siente que no puede más: por eso ha intentado suicidarse en varias ocasiones. Este preso se considera cristiano evangélico y cuando le dicen los funcionarios que está en régimen FIES control directo para doblegarle, él les responde que solo se doblega ante Dios.

Sebastián cuenta que las entradas y salidas de prisión cada cierto tiempo, y las experiencias traumáticas, lo volvieron psicológicamente inestable. Y en esas salidas, sentía la necesidad de amenazar y golpear con cualquier objeto contundente a quien se acercase a él. Se ha dado cabezazos contra la pared y sentir ganas de tomar tranquilizantes o de fumar porros. Según él, fue diagnosticado por un psiquiatra con trastorno disocial y manía persecutoria. Su esposa no entiende los cambios bruscos en su comportamiento.

Sebastián S.H muestra su decepción con el gobierno más progresista de la historia de la democracia, cóncretamente centra sus rabia en el presidente de gobierno Pedro Sańchez y el que fuera líder de Podemos, Pablo Iglesias, a los que apoda Los Picapiedra, en honor a una serie de dibujos animados.

Según él, desde el gobierno de Pedro Sánchez, prometieron que los presos no podrían estar en régimen cerrado durante más de 3 meses seguidos y él dice que es mentira; pués ha estado 2 años seguidos en régimen de aislamiento. No oculta su decepción con “El Coletas” y cito sus palabras aunque no de forma textual: " Pablo Iglesias iba de colega de Barrio y ahora vive en una mansión custodiada las 24 horas por Guardias Civiles, si todos los políticos son iguales". También muestra su profundo desprecio hacia los presos de “El Procés” y le indigna que unos individuos que no se consideran españoles, sean tratados con tanto privilegio y consideración.

A las denuncias por parte de algunos expresos de palizas salvajes con porras, intentos de asesinatos, asesinatos consumados, privación de asistencia sanitaria, numerosas sesiones de rayos X para ver si han alojado algo dentro de su propio cuerpo. Los nuevos tiempos trajeron como únicas novedades el uso de camas con correas de sujeción mecánica y sprays de pimienta por parte de los funcionarios de prisiones.

El Naní relata que algunos funcionarios le han manifestado su deseo que se les permitan utilizar la pistola Tase para así no tener que entrar dentro de la celda y enfrentarse físicamente con él. Los carceleros cobran un plus de 80 euros por estar en contacto con presos FIES.

Sebastián cuenta que cuando está en aislamiento no está en contacto directo con los funcionarios, le abren la puerta de la celda desde un búnker y a veces, ha acabado sólo en la celda con la única compañía de un colchón.

El ambiente en régimen de aislamiento es insoportable. Sebastián denuncia que muchos prisioneros tienen serios problemas psicológicos y sobreviven con bolsas de pastillas. Los funcionarios les dan tranquilizantes y antipsicóticos como Risperdal o Haloperidol en inyecciones hasta acabar con ellos y a algunos, se les cae literalmente la baba, denuncia. Este hecho, también lo ha denunciado el preso rapero Pablo Hasél.

Sebastían S.H no solo denuncia su caso, también cuenta como un preso dominicano recibió una paliza en prisión por parte de los carceleros y permaneció 19 días en coma. Numerosos presos como él, acaban muertos, y en la mayoría de los casos, esas muertes no se investigan; se presentan como muertes naturales ocurridas dentro de la cárcel.

Las denuncias de Sebastián S.H se las pasan por el forro, según su testimonio. Una vez, el preso le echó en cara a un jefe de servicios dentro de la prisión, de lo que diría un juez si le viesen con la herida abierta que le dejó un porrazo propinado por un funcionario de prisiones. Él jefe de servicio le respondió que los abusos cometidos por los funcionarios eran encubiertos por la Dirección General de Instituciones penitenciarias.

Una muestra de esta impunidad, es que Sebastián S.H. cuenta que fue víctima de una brutal paliza por parte de una manada de 15 y 20 funcionarios que iban armados con porras, cascos, escudos y chalecos. Algunos pueden pensar que es una exageración pero he visto fotos de este preso y es muy corpulento y no me sorprende. De hecho, un artículo periodístico cuenta que llamaban a unidades de élite de la policía para trasladarlo de la prisión.

A parte de su familia, muy poca gente se interesó por él. Hay excepciones, como una asociación vasca llamada Salhaketa que muestra sensibilidad por las vulneraciones de los DDHH que sufren los presos en las cárceles. Un portavoz de Salhaketa llegó a decir: "Trata a una persona como una bestia y se convertirá en una bestia".

Después que el caso de El Naní saliera en los medios, Salhaketa escribió a este preso y le preguntaron por detalles de los malos tratos sufridos a manos de los funcinarios. Las autoridades presionaron al reo para que no escribiese a dicha asociación y que esos detalles no saliesen a la luz pública.

La lectura de su historia fue realmente complicada para mí y eso, a pesar que sus notas escritas en prisión, acabaron en manos de una correctora de una editorial que hizo una gran trabajo al darles forma y estructurar el libro. Las circunstancias y la vida que Sebastián S.H ha llevado, su forma de pensar y actuar, son muy diferentes a las de los demás. Mantengo cierta distancia sin perder la empatía. En las páginas de su libro, el autor muestra cierta inestabilidad emocional que se condensa en un crisol de sufrimiento, odio, agresividad, amargura y desespero hasta llegar al borde la locura y amor a sus seres queridos.

Sebastián S.H, El Naní pide que esto salga a la luz desde un lugar sombrío, prisionero en las mazmorras de El Reino de España bajo el gobierno más progresista de la historia del régimen de 1978. Dicho y hecho.