La ruleta del infortunio

Estaba ayer haciendo cola en la puerta de un comercio de mi barrio para comprar unas cosas cuando llegaron dos chavales, uno en un patinete eléctrico y otro en una bicicleta, que se pusieron en la cola, y que no aparentaban tener ni siquiera dieciocho años, y si los tenían era por poco. A unos treinta metros de allí hay un salón de apuestas. En la cola, antes que yo, estaba otro chico un poco más mayor, unos veinticinco aparentaba, y como parece que conocía a los otros dos le dijo a uno de ellos "¿Dónde vas, loco? ¿A la ruleta?", a lo que el mozuelo contestó con un escueto "Sí". Entonces, el que había preguntado dijo "No vayas a la ruleta, o te pegaré una hostia", y ahí ya no hubo respuesta.

No estoy muy vinculado a esas formas de vida, y por eso me llamó la atención la escena. Dos críos que apenas tendrían los dieciocho años y ya aficionados a ir a gastar lo que no tienen en juegos de azar, y formándose como personas en medio de ese maravilloso ambiente. Menos mal que por lo menos el más mayor demostraba ser capaz de distinguir el bien del mal.

¿Son necesarios ese tipo de negocios? ¿Aportan algo bueno a nuestra sociedad? En mi opinión son lugares nefastos que deberían desaparecer. Una cosa es la libertad para hacer lo que uno quiera y para gastar el dinero en lo que quiera, y otra enriquecerse a costa de los ignorantes y los desheredados de la vida. Y creo que debería ser considerado enriquecimiento injusto, porque ¿saben realmente estos niños lo que hacen?