Casi parecen un cliché esas noticias locales donde unos vecinos o un colectivo se queja del mal estado de una carretera o de una calle y cuando la prensa pregunta al político de turno (en muchos casos del ayuntamiento o la administración más cercana) la respuesta suele ser encogerse de brazos y decir que la competencia no es suya y ahí termina todo.
Se supone que quienes nos representan, aunque no tengan las competencias suficientes, deberían escuchar a los vecinos, tomar nota de sus quejas y, sobre todo, representarlos ante las administraciones que sí tienen la competencia para ofrecer soluciones. Deben ser más proactivos.
Cuando hay un temporal en seguida los ayuntamientos cierran parques, playas y espigones porque hacen caso a la información que ofrecen los meteorólogos y se ponen manos a la obra para evitar males mayores.
Qué pasa cuando la realidad exige el cierre de toda actividad económica y social, cuando es necesario cerrar polígonos industriales y autovías. Cuando la realidad exige medidas más allá del cierre de un parque o una playa la cosa parece que se complica porque entran en juego las realidades virtuales donde ya no se hace caso a los asesores científicos y se recurre o entran en juego lobbies económicos y políticos. Aquí entran asesores bregados en construir realidades paralelas en los parlamentos y en los medios de propaganda, los que construyen el relato para los portavoces del partido político de turno con estrategias retóricas para desgastar al partido contrincante y que repetirán todos como un coro de loros.
Tenemos ayuntamientos, diputaciones, juntas autonómicas, delegaciones del gobierno y el gobierno del Estado. ¿De verdad ninguno de esas administraciones pudo ser más proactiva y exigir o tomar medidas más contundentes?. Puede que los dirigentes políticos de una administración sea incompetente o pasota y que esté más a gusto con su realidad virtual pero el resto de administraciones deben ser más proactivas dando la alarma aunque luego les tachen de alarmistas.
Qué fácil es precintar una playa con una bandera roja y qué complicado parece ser cerrar la actividad económica.