¿Queréis buscar una causa de la guerra de Ucrania? buscadla en Chechenia, no en el Dombás

Leyendo sobre la guerra de Ucrania, es habitual encontrar dos tipos de causas para la misma: una agresión imperialista del gobierno ruso, traducida en una invasión, o bien una más o menos velada justificación de ésta basada en una injerencia occidental previa que llevaría al Euromaidán y a los movimientos secesionistas en algunas provincias del país. Parto de la base, en primer lugar, que como marco general el que ordena una invasión es el principal responsable de la misma y de sus consecuencias, como en este caso muchos más muertos en un año de guerra que en la década de choques en el Dombás, pero en historia (que es lo que yo estudié) se incide mucho en la multicausalidad para explicar episodios históricos, más si son complejos. De modo que brevemente voy a aportar una causa a este conflicto que aún no he leído en ningún sitio (porque en realidad no deja bien a nadie, salvo a unos pocos que lo han pagado caro) pero de la que cada vez estoy más convencido precisamente por mi interés desde hace años en la cultura y políticas rusas.

Como recordaréis, tras la disolución de la URSS, algunas de las repúblicas que la conformaban trataron de salir de la naciente federación rusa. Algunas lo consiguieron, como las Bálticas y otras lo intentaron sin éxito. Entre estas últimas ha estado Chechenia, la cual mantuvo una breve indepencia tras una primera guerra (1994-1996) pero que perdió tras el segunda conflicto (1999-2009), el cual fue precedido por una serie de atentados terroristas en Moscú de los cuales se culpabilizó a chechenos rebeldes, pero cuya autoría todavía se discute entre otras cosas por la falta de colaboración del gobierno ruso con las comisiones independientes de investigación, algunos de cuyos promotores como el diputado y periodista ruso Yuri Schekojichin murieron asesinados.

Las guerras chechenas fueron de gran violencia, y las acusaciones de crímenes contra la humanidad están bien documentadas gracias a trabajos de los (pocos) investigadores y periodistas que consideraron relevante, o se atrevieron, documentarlos, como la periodista rusa Anna Politkóvskaya sobre todo en su imprescindible "Toda la verdad". Esta mujer valiente murió en Moscú en el año 2006, asesinada a tiros. Otros periodistas que también investigaron y plantearon relaciones entre las altas esferas de poder rusas y los crímenes en Chechenia y en el interior de Rusia, como Stanislav Markelov, Anastasia Baburova (quien también se ocupó de investigar a los grupos neonazis en Rusia) o Igor Domnikov corrieron la misma suerte. Sirvan estas líneas para rendirles un homenaje. Para mi, ellos son la Rusia que merece la pena. De la que, a diferencia de su gobierno, podemos aprender, la que da esperanza. Gente hermanada con otros héroes, como los que investigan al narco y sus conexiones políticas sabiendo que van a morir. Si alguna vez conseguimos un mundo mejor será por ellos. Otra de las personas que investigó estos sucesos, e incluso llegó a señalar a Putin como quien ordenó el asesinato de Politkóvskaya, fue Alexander Litvinenko quien también había denunciado conexiones de los servicios secretos rusos con la mafia. Fue asesinado en 2006 envenenado con Polonio.

¿Cual fue la reacción de la llamada comunidad internacional con respecto a todos estos sucesos? Bastante tibia. Al fin y al cabo, todos los países tienen sus "cosillas" y Chechenia no le importaba a nadie. ¿Que no es rusa? Pues muy bien. ¿Que lo es? Pues aquí paz y después gloria. La respuesta de la sociedad civil en general en todo el mundo tampoco es para enorgullecerse. Si hablamos de Ucrania y criticamos la invasión, enseguida hay quien dice ¿no te preocupan los palestinos? ¿y qué pasa con Libia? Pues bien, yo me he manifestado (entre otras muchas cosas) contra la invasión de Irak por el gobierno Bush, contra las ocupaciones ilegales de Israel en Palestina y ya tengo canas en muchos sitios como para saber que a los invasores les interesa desviar el foco de atención de sus cosas. Por eso cuando criticaba al gobierno de los Estados Unidos (donde también hay gente maravillosa, como en Rusia e Israel) no hablaba de Putin y, sinceramente es absurdo que cuando se hable de civiles muertos ucranianos se hable de civiles muertos por otras causas y otros autores. No sirve de nada, más que para usar cadáveres como una competición. Y por cierto, insultamos a todos esos nombres que comentaba antes y que dieron la vida por nosotros. Con respecto a los cuales, por cierto, sí sirve preguntarnos cuando hablamos de Ucrania ¿qué pasa con ellos? ¿donde estábamos cuando denunciaban abusos del aparato estatal en su política interior y exterior?

Y es que precisamente en esto, la impunidad por otros crímenes cometidos por el aparato que también ordenó la invasión de Chechenia, es donde hay fuertes indicios para encontrar una causa a la actual guerra. A aquellos a los que le salió gratis, como el gobierno ruso, entre otras cosas por la indiferencia del resto de países y en gran parte de sus poblaciones (aunque en este sentido es más disculpable, porque al fin y al cabo no era tan noticia para nuestros medios el que se torturara a islamistas "pone bombas", entre los cuales también había islamistas pacíficos o ni siquiera islamistas) pensaron, ¿pues porqué no aquí también? Y oye, que entre mucha gente de orden de nuestra occidentalidad Putin caía muy bien (ahora se disimula un poco más, aunque Berlusconi, Trump y compañía siguen mostrando sus afectos solo reculando cuando se les va demasiado la mano), como un tipo duro, el caudillo que todos pueblos descarriados necesitan. Pero midieron mal, el gobierno Ucraniano resistió, entre otras cosas por la ayuda externa occidental (que sí, puede ser hipócrita, aunque también es comprensible que la Unión Europea actué con más contundencia después de ser en gran medida arrasada por los conflictos en su territorio a lo largo del siglo XX) pero también por la valentía de un presidente que se quedó en Kiev cuando las fuerzas especiales rusas estaban asaltando Hostomel y la decisión mayoritaria del pueblo ucraniano (que no recibió precisamente a los soldados rusos o los mercenarios de Wagner como liberadores).

El matonismo cuando sale gratis se perpetua, hay poderes y líderes que no entienden de consideraciones éticas si no de Realpolitik, aunque a la mayoría nos deberían importar más las primeras que las segundas. Solo así podemos demostrar a los defensores de la Realpolitik y de la agresión en política que no sirve, y esos caudillos fuertes aprenderán de una vez que la fuerza no es camino para ningún mundo mejor ni para resolver injusticias pasadas (como si esto les importara además, pues lo que normalmente buscan es exclusivamente su propia cota de poder). En ese sentido, gracias Politkóvskaya, Shekojichin, Markelov, Baburova, Litvinenko. Que pena que vuestros nombres no se escuchen más, pues ahora que por desgracia ya no os tenemos como personas, vuestro trabajo es más imprescindible que nunca.

Si es de vuestro interés, al principio del conflicto por el dolor hacia el mismo que sentía, escribí otro artículo:

old.meneame.net/m/Artículos/lo-que-se-de-rusia