Todos conocemos la escena de la propina de la película Reservoir Dogs, en la que el Señor Rosa se niega a dejar propina y explica por qué no lo hace. En caso de no conocerla haz el favor de buscar una impresora y beberte su cartucho de tóner.
Yo creo en las propinas. He trabajado en la hostelería cuando era "joven" y curiosamente las mejores propinas me las he llevado cuando trabajaba como odioso técnico a domicilio. Siempre quise ser amable con mis clientes, pero sobre todo hacer un buen trabajo.
En un día podía sacarme cinco euros de doce o quince clientes, y me servía para comprarme la cena o parte de ella. Era feliz como un pepo cada vez que usaba sólo el monedero de las propinas para pagar.
Por eso intento dar propinas. No mucho, no soy rico, pero intento dejar algo siempre. Si el desayuno vale 2,35€ pago 2,50€. Si la comida vale 8,15€ dejo 8,50€ o 9€. Me parece lo correcto. O más bien me lo parecía.
Voy bastantes veces a desayunar a una cafetería cercana a mi trabajo. Casi siempre dejo los 15 céntimos de propina y penaba que estaba bien. Un día me acerqué por la tarde con un amigo y paramos allí, y tuve la suerte o la desgracia de oír la conversación de varios camareros sobre las propinas.
No sólo escuché quejas sobre lo poco que dejaban de propina, sino que escuché una mención directa, imagino que involuntaria, al gilipollas que siempre deja los quince céntimos por la mañana. Desconozco si soy yo u otro cualquiera.
No he vuelto a la cafetería, pero sigo preguntándome si dejar propina o no es lo adecuado. ¿Tendrá razón el Señor Rosa? ¿Soy un cutre por dejar 15 céntimos?