Profe, tú la llevas

Lo fácil siempre es cargar contra la política, pero yo prefiero contarles historias como, por ejemplo, la de Felipe. Se llama Felipe como podría ser Lucas, Trinidad, Pedro o Carmen. Es director de instituto y durante el domingo ha recibido varios mensajes de profesores que no se incorporarán a clase por ser positivos en Covid19. También ha recibido algún mensaje de padres y madres porque sus hijos están en la misma situación o porque, simplemente, están preocupados y quieren tener información. Felipe podría haber desconectado el móvil porque seguía de vacaciones, pero no lo ha hecho.

Por otro lado está María o Darío o Lucía. Hay excepciones, pero el suyo posiblemente haya sido el perfil medio de actividad del niño español en estas navidades: se fue a la hamburguesería con los amigos tras el último día de clase, lo ha repetido varias veces más; ha tenido cenas familiares de Nochebuena y Nochevieja, ha visitado el parque en pandilla, estuvo en la cabalgata de Reyes e incluso ha participado en una fiesta de pijamas.

Con las cifras de contagios disparadas, con los hospitales a punto del colapso y con la atención primaria que ni se la ve ni se la espera, esta mañana Felipe y su mermado equipo de profesores tendrán que encargarse de la educación de toda una legión de Marías, Daríos y Lucías en un número unas 30 veces superior al de la “autoridad”. Saben además que muchos padres serán inflexibles si a alguien se le ocurre bajarse la mascarilla un segundo, si la distancia de seguridad se reduce algún centímetro, si se escucha un estornudo mal dirigido, si hay un gel de manos que se gasta o hay una ventana abierta menos de lo debido… cualquier cosa será tomada como prueba irrefutable de que la culpa de los positivos que puedan darse ahora en los centros docentes será de los profesores, siendo Felipe y los suyos el centro de las críticas, aunque el foco pueda estar fuera.

Si es padre o madre de alumno en edad escolar tenga en cuenta que en el peor momento de contagios de la pandemia, las herramientas con las que cuentan los centros educativos para afrontar la crisis siguen siendo, no las mismas que en el comienzo del curso pasado, sino menores, ya que hubo refuerzos Covid que no se renovaron en septiembre, se eliminó la semipresencialidad, se ampliaron ratios y ahora habrá bajas que no se cubrirán o tardarán en hacerlo. Además, la atención que los distritos sanitarios podrán dar a colegios e institutos va a ser más lenta teniendo en cuenta la saturación, por no hablar de que instrumentos como tests de antígenos no se han visto ni en caricatura. Eso sí, sepa que, pese a la precariedad de medios, se hará todo lo posible por evitar contagios.

Pero sobre todo, piense que si la salud es fundamental, el profesor de su hijo es un profesional, pero de la educación, y es de lo primero que se tiene que ocupar, aunque muchas veces la labor, y sobre todo en los últimos tiempos, parezca de vigilante de seguridad o técnico de prevención. En definitiva, profe, tú la llevas, te vuelve a tocar ser el “tapavergüenzas” de la administración.