Primero vinieron a por los instagramers...

Año 2039.

Los tiktokers dominan el parlamento español y queman, impunes, bibliotecas, filmotecas y librerías. Colegios y universidades son, desde hace una década, meras escuelas de danza y pseudociencias, dedicadas a la generación de contenido para la red social.

Pero una guerrilla resiste en las calles repartiendo libros, películas y música "no coreografiable" y, apoyada por una parte de la sociedad, inunda las calles y finalmente da un golpe de Estado tras 5 años de dominio tiktokero. Poco a poco van cayendo ciudades.

Algunos tiktokers conseguirán escapar por la frontera o por barco. Los más conocidos formarán un gobierno en el exilio. Sus peticiones de ayuda a Francia o Rusia no sirven de nada. El planeta tiktoker abandona a su suerte a España. La persecución es atroz.

El golpe avanza y el odio contra el reguetón y la gente que se graba bailando se propaga como una epidemia por todo el país. Piras de discos de música latina son quemadas por la multitud en las calles de Madrid, Barcelona, Sevilla...

Se crea la DGSB (Dirección General contra Subnormales que Bailan) que a su vez creará las llamadas "Listas del TikTok" donde al estilo del macartismo, se busca, persigue y juzga sin garantías legales a personas que hiciesen coreografías en el pasado o que tengan reguetón en casa.

El mero hecho de haber subido un solo vídeo a TikTok puede suponer la muerte. Muchos se apresuran a borrar sus cuentas en la red social. Vecinos señalan a vecinos. Padres a hijos. Hermanos a hermanas. Se suceden interrogatorios y torturas.

Miles de inocentes son ajusticiados por el mero hecho de bailar y sus familiares vivirán con el estigma de ser hermanos, madres, hijos de un tiktoker. Los muros de los cementerios se utilizan para ejecuciones sumarias y masivas al son de Mozart o The Beatles.

Los tribunales no permiten el derecho a la defensa y se observa una especial dureza contra aquellos Tiktokers con más de 25 años y con los que hicieron lip sync. Especialmente sangrante es el ajusticiamiento de 13 mujeres, "las 13 Rosalías", cuyo único crimen fue hacer una coreo de Bad Bunny.

"Los dúos de la cebolla", "Los challenge son para el verano" y "Coreos de Sangre" surgen como emotivas puntas de lanza de la resistencia al golpe de estado ilegal.

"No bailarán" será el eslogan de los golpistas.

Se crea la Resistencia TikTokera que se reúne en abandonados polígonos industriales para celebrar asambleas de resistencia. En esas reuniones crean nuevas coreografías contra el poder establecido bailando al son de canciones que ya han sido prohibidas por la ley.

Millones de tiktokers se suman en Europa o EEUU a sus protestas, replicando sus bailes. Su protesta es un éxito en internet, pero el baile no tiene el poder de cambiar nada, solo consiguen likes y viralidad. Los tiktokers siguen siendo ajusticiados o encarcelados.

En Euskadi surge un grupo de danza terrorista que lucha por la independencia y el regreso del TikTok haciendo sesiones de Aurresku contra policías, guardias civiles, políticos, jueces…

Aunque no lograrán sus objetivos, provocarán una inmensa irritación con sus coreografías.

Aunque sigue habiendo una pequeña oposición clandestina, nuestro país vive en una autarquía en la que el progreso social, la intelectualidad, la ética, el talento y la belleza nos hacen progresar como nunca antes lo habíamos hecho. España aguanta, acosada por el resto de la humanidad, por esos países en los que los ciudadanos son libres para abrir una cuenta en TikTok.

Mientras tanto, en Alemania, el partido que ostenta el poder, sigue propagando el odio contra los instagramers. Les obligan a llevar brazaletes que los identifiquen e incluso comienzan a hacinarlos en guetos.

A la vuelta del verano, el canciller alemán decide invadir Polonia. En una tapia de una cárcel puede leerse la siguiente inscripción...