Comencemos diciendo que los científicos evolucionistas creen que una misma pareja toda la vida no es una buena idea. El esperma de los machos es abundante, se tarda poco en producir y puede generar descendencia durante muchos años. Las mujeres, por el contrario, tardan 9 meses en dar a luz, tienen un periodo de fertilidad más limitado, y necesitan cuidar a los hijos durante unos años hasta que dejan de ser criaturas vulnerables. ¿Por qué pues los hombres invierten en una sola mujer y las mujeres buscan que sus hijos sean del mismo padre?
El origen de la monogamia
Hay diversas teorías por las que se cree que nuestros ancestros comenzaron a ser monógamos. Os cuento dos. Una dice que surgió para prevenir el infanticidio. Esto es, que si el macho no abandonaba a la hembra, había más posibilidades que sus hijos sobreviviesen. De lo contrario, podría llegar al poblado otra hueste de machos, cargarse a los críos y follarse a las madres para ser ellos los nuevos padres dominantes.
Esto explicaría según científicos evolucionistas por qué las mujeres son más conservadoras al elegir pareja y les interesa asegurarse de tener un hijo con alguien que se comprometa al cuidado de la familia.
La otra teoría dice que ante el dominio de machos alfa y beta para aparearse con las hembras más buenorras de la manada, el resto de machos pequeños y débiles, viendo que no tenían ni media hostia, optó por “venderse” a ellas como proveedores de comida y de ayudarlas a cuidar sus crías, convirtiéndose en una alternativa a los más asalvajados que solo vivían para comer, follar y dormir.
Pero, ¿qué es ser infiel?
Abreviando, podríamos decir que somos infieles a nuestra pareja cuando le mentimos de manera consciente y sabiendo que nuestro comportamiento no es el correcto. El motivo para ser infiel es siempre el mismo: ganas de sexo. Y es que el ser humano tiene una programación contradictoria; por un lado quiere una pareja estable para formar una familia pero por otro quiere satisfacer todos los deseos sexuales que le vienen. Y claro, no puede haber muchos hombres infieles si no hay mujeres para serlo, por lo que los motivos que llevan al hombre a ser infiel son los mismos que los de las mujeres.
Los puteros y la monogamia
Quisimos conocer cómo llevan los usuarios del sexo de pago la monogamia y realizamos una encuesta en nuestro foro de puteros habitual. Contestaron 529 de los que casi la mitad (48%) no tenía pareja (el 52% restante, sí). En comparación con la población general se aprecia una proporción de solteros bastante superior, ya que los hombres casados y en pareja estable en España rondan el 72%.
Tenemos un 29% de encuestados que ha experimentado otras cosas como el intercambio de parejas, el poliamor o las relaciones abiertas. Unas tendencias que son relativamente “recientes” en el siglo XXI, con lo que no podemos afirmar que nuestros puteros tengan mentalidad demasiado conservadora.
Eso sí, tampoco podemos calificarlos de ultra liberales pues el 89% afirma nunca haber ido a un club swinger con su pareja estable. Una experiencia para la que personalmente considero hay que tener la mentalidad muy abierta. Sí, porque podrías encontrarte una de estas situaciones que, reconoce, acabarían con cualquier relación monógama convencional.
Situación A: Que en el club de swingers haya un tío que sepa follarse a tu chica mucho mejor que tú, con lo que ten por seguro que ella no olvidará aquel polvazo y ni mucho menos a aquel cabronazo.
Situación B: Que allí tú disfrutes mucho más follando con una tía de lo que jamás has hecho con tu chica. No olvidarás tampoco aquel momento ni a aquella mujer.
Los puteros no tienden a pagar por ser infieles
Una amplia mayoría de participantes (68%) reconoce haber sido infiel alguna vez cuando tenía pareja. ¿Mediante aventuras o pagando por ello? El 73% de ellos afirma que cuando ha sido infiel lo hizo sin recurrir a la prostitución. El 27% restante admite haberlo hecho a través del sexo de pago.
Podríamos interpretar así que la mayoría aprovecha la ocasión cuando puede tener una idilio extra pero no tanto como para pagar por ello. Algo que también encontramos lógico, pues la pasión sexual que sentíamos inicialmente con nuestra pareja acaba menguando con el tiempo y con una nueva persona, ese deseo y lujuria renacería.
A tenor de los datos podríamos deducir que el putero medio es un usuario de mujer “compartida”. No un machista que tiene una en casa y varias amantes fuera pero sí un tipo que le gusta echar sus canas al aire siempre que lo necesita. También es verdad que los hombres con cierto éxito social prefiere estar en pareja. Está mejor visto que estar solo. Eso sí, esto no supone que quiera renunciar a estar con mas de una mujer si tiene oportunidad.
Más separaciones pero no más fieles
A la pregunta de si somos ahora más infieles que hace 25 años, la respuesta SÍ y NO ha estado repartida casi al 50%. Es un resultado confuso porque todo depende de lo que uno entienda hoy día por ser infiel. Las nuevas tecnologías nos ofrecen unas oportunidades que antes no teníamos. Sí, porque contadme qué opináis: ¿se
considera una infidelidad tener un encuentro de tono sexual a través de una webcam? ¿Y el flirtear con otra persona por chat?¿Y qué me decís de machacártela viendo porno a costa de no follar tanto con tu pareja?
Hay que decir que los poliamorosos defienden que lo que follan fuera no dejan de follarlo en casa. Entienden que el sexo no ha de ser suma constante. Con el porno es difícil decir, pero quizás se podría aplicar lo mismo. Su uso puede acelerar perder el interés por la pareja, pero a la vez mantienes tu sexualidad activa, que es mejor que desestimularla del todo. Se admiten (y agradecen) opiniones razonadas.
En lo que están casi todos los votantes de acuerdo (91%) es que ahora hay más separaciones que hace 25 años. Y es que parece claro que la gente ya no lucha por mantener un relación sino que, a las primeras de cambio, busca un repuesto. Es el concepto de “monogamia sucesiva”: iniciar una relación, estar con esa persona una temporada y cuando con el tiempo uno de los dos nota que ya se aburre o cree que esa persona no es lo que esperaba, corta y se busca otra nueva. Eso sí, se busca antes de romper para siempre tener a alguien en la recámara. Cabrones sí, pero tontos no.