El peligroso ascenso del anti-intelectualismo (prof. Dave explains)

El contenido del artículo es una traducción (o intento de traducción) de este vídeo del canal "Professor Dave Explains":

He intentado dividir el texto en secciones.

Las imágenes intentan reflejar las existentes en el video, pero no son las mismas.

Introducción

En un video reciente, analicé un segmento de Piers Morgan en el que inicialmente me pidieron que participara. Se trata de personas como Terrence Howard, Candace Owens y el fervor anticientífico, anti-intelectual y antisistema que provocan en el público en general. Después de mi comentario sobre lo que todos dijeron en el panel, cerré el video con un ensayo breve que resume muy bien algunas de mis ideas sobre este enorme problema potencialmente apocalíptico. Muchos me pidieron que lo subiera por separado para facilitar su difusión. Eso es todo. Por favor, difundan esto por todos lados, ¡tal vez ayude!

Para empezar, esperaba profundizar en esta cita de Isaac Asimov:

"Existe un culto a la ignorancia en los Estados Unidos y siempre ha estado ahí. La presión del anti-intelectualismo ha sido un hilo constante abriéndose paso a través de nuestra vida política y cultural, alimentado por la falsa noción de que la democracia significa que mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento."

Anti-intelectualismo

Esta cita data de 1980 y ha sido repetida por otros grandes pensadores como Carl Sagan, que habló acerca de la incapacidad del público para comprender la tecnología que todos utilizamos en nuestro día a día y su inhabilidad para crear su propia agenda o realizar las preguntas correctas, culminando en una celebración de la ignorancia. Sagan dijo esto en 1995.

Incluso ellos dos no podrían haber imaginado hasta qué punto ha empeorado la situación en el siglo XXI, ahora con gente cuestionándose la forma de la Tierra y la validez de la aritmética básica.

Este fervor anti-científico nos hace fáciles de manipular, porque cualquier mensaje contrario es adoptado masivamente, independientemente de quién lo cuenta o cuales son sus intenciones.

Estamos siendo testigos de un imperio multimodal anti-ciencia operando mediante los medios de comunicación masiva y la legislación, avanzando hacia la promoción de pseudociencia aprobada por el estado.

Auge de la pseudociencia

Y no tenemos que especular acerca de lo dañina que puede resultar esta situación. Tenemos la historia para ayudarnos a reflexionar. La persecución de científicos en el régimen de Stalin era algo generalizado.

Trofim Lysenko era alguien sin conocimientos científicos que fue ascendido a una posición científica de alta responsabilidad en el gobierno de Stalin y que consiguió convencerle de que el estudio de la genética y la relatividad eran perjudiciales. Negó la existencia de los genes.

Para enfrentar los problemas agrícolas, promovió la práctica pseudocientífica llamada "vernalización" y millones de personas murieron de hambre como resultado de las malas cosechas.

Los científicos que rehusaban renunciar a la genética eran destituidos o incluso ejecutados. ¿Estamos en riesgo de repetir eventos similares? Por supuesto.

Proyecto 2025, teocracia Cristiana

Afrontemos la realidad, Trump va a ganar las elecciones. ¿Podría él llevar a una personalidad pseudocientífica similar a Lysenko a su gabinete presidencial y empezar a perseguir a científicos de verdad? Sin lugar a dudas.

¿Intentará expandir el poder ejecutivo y abusar de su posición hasta el punto del autoritarismo? Probablemente. Y hay una gran cantidad de gente con dinero que le ayudará a intentar conseguirlo.

No entraré en detalles acerca del "Proyecto 2025", pero no se trata de una conspiración. Es un plan de verdad para hacer avanzar a América hacia los primeros estadios de una teocracia cristiana y ya está en marcha.

Este es el mal que está a las puertas y mientras debería recibir mucha más atención que gente como Terrence Howard, deberíamos reconocer que hay diferentes tonalidades del mismo fenómeno.

Sentimiento anti-científico

El sentimiento anti-científico no apareció espontáneamente del aire. La ciencia se está volviendo cada vez más complicada y por lo tanto más difícil de entender por el público, de modo que algunas personas arremeten contra ella debido al malestar que ello les produce.

Pero lo más importante es que hay intereses creados en promover esta mentalidad provenientes de "think tanks" financiados por el partido Republicano, la creación deliberada de una población que no sólo es analfabeta en ciencias, sino que también es activamente hostil hacia la ciencia.

La negación del cambio climático actúa en favor de los intereses de los productores de energía. La negación de la biología básica evolutiva actúa en favor de los intereses de los teócratas Cristianos.

Estos esfuerzos llegan arriba del todo de la escalera a figuras como los hermanos Koch. No estoy diciendo que Terry Howard esté financiado por los hermanos Koch, pero conduce esta actitud de negación de la realidad y hostilidad ante cualquier forma de experiencia a esta extraña prominencia que ahora tiene a gente cuestionando las matemáticas de primaria.

Para manejar una agenda opuesta a la ciencia, hay que popularizar la noción de que la ciencia está equivocada y es malévola.

Desconfianza de las instituciones educativas, confianza en la religión

Las universidades, los lugares en los que se gana conocimiento, son malévolas. No vayáis allí a aprender nada, de modo que no podréis averiguar como resistiros a nuestro lavado de cerebro, tampoco aprendáis como organizaros y derribar nuestras estructuras políticas.

Las universidades son lugares famosos por mantenerse frente a los poderes fácticos, así que tienen que ser demonizadas. Es una campaña exitosa porque mucha gente está feliz de tener una razón para no tener que aprender nada y poder aferrarse a sus creencias primitivas sin base o auto-examen alguno.

No hace falta decir que la religión es uno de los factores impulsores principales de la mentalidad anti-científica porque el progreso científico, en especial en las últimas décadas, ha desafiado muchas de las narrativas religiosas, como la divina e inmaculada creación.

Esto desencadena en la gente con profundas creencias religiosas el miedo a la mortalidad, a medida que su narrativa se erosiona, de modo que arremeten contra la ciencia precisamente del mismo modo en el que se defenderían de una agresión física, con hostilidad y tribalismo.

Al mismo tiempo, este no es exclusivamente un problema religioso, en estos momentos ha permeado por completo en la política secular. Yo mismo no soy partidario del partido Demócrata y no votaré a los Demócratas a razón de una desilusión total con el partido, ya que no tiene en mente los mejores intereses para la población.

Pero el partido Republicano es caricaturescamente apocalíptico en comparación. Ignorante, orgullosamente estúpido, en negación de toda ciencia, activamente empujándonos atrás hacia la edad oscura en términos tanto de ignorancia como de control autoritario por parte de la iglesia.

A raíz de esto, pretender que a idiotas como Terry se les debería dar voz es absurdo. Él no es el culpable pero exacerba tendencias preexistentes. No se merece una plataforma. No forma parte de ningún tipo de conversación legítima. Y muchas de las personalidades con algún tipo de conocimiento legítimo que se meten con calzador en la conversación también tienen motivos ocultos y solo sirven para confundir más al público, como Eric (Weinstein).

Principios del anti-intelectualismo

Así que vayamos al grano. ¿Cuál es la esencia del anti-intelectualismo?

Se reduce a tres principios:

1 - Anti-racionalismo religioso

Rechazo de la razón / lógica / hechos por emociones / verdades absolutas religiosas.

Esencialmente poner las emociones por encima de los hechos.

2 - Anti-elitismo populista

Rechazo de las instituciones de élite y la élite social/intelectual.

3 - Instrumentalismo

La creencia de que la búsqueda del conocimiento solo tiene valor cuando dicho conocimiento tiene aplicaciones prácticas, concretamente el beneficio económico.

Los grandes beneficiarios del anti-intelectualismo

Este movimiento pretende parar la adquisición de nuevos conocimientos que socavarían a los grupos privilegiados y de poder. La desinformación que beneficia a aquellos en el poder se perpetúa y a aquellos que dicen la verdad a ese poder se les difama y se destruye su reputación de manera preventiva.

Es cierto que la esfera educativa no está exenta de culpa. Parte del desdén hacia la academia está fomentado por el creciente coste de la educación. Pero esto no es en sí mismo una justificación para abandonar la santidad de los centros de conocimiento.

Las grandes corporaciones no ven desafiados sus intereses financieros cuando el público no puede ni siquiera identificar los problemas que les perjudican, perpetuando así su propia subyugación. Podemos, históricamente, culpar a la industria del petróleo, la industria del tabaco y demás, pero no lo extendemos al conocimiento científico per se.

Políticos, corporaciones e instituciones religiosas son los que más se benefician de promover el anti-intelectualismo. Promulgan la politización de cuestiones no partidistas, polarizando temas como el cambio climático tan severamente que simplemente reconociendo la ciencia básica se ve uno condenado al ostracismo. Esto se extiende al ámbito social con la misma facilidad.

Efectos del anti-intelectualismo

El anti-intelectualismo genera nacionalismo, o la misma lealtad ciega a un órgano de gobierno que está sembrando activamente las semillas de la división. Esta es la razón por la que se equiparan movimientos como "Black Lives Matter" o cualquier otro tipo de movimiento por la justicia social con el "fascismo" y la justificación para ello siempre implica el invento de intenciones violentas de la nada. Esto, a su vez, se utiliza para justificar la intervención de unidades de policía militarizadas bajo la falsa premisa de la protección.

Y por último, el anti-intelectualismo promueve el escepticismo hacia lo que se percibe como autoridad, al mismo tiempo que exige que la gente siga ciegamente a los demagogos que son amplificados por las redes sociales.

La gente que cae en esta forma de pensar pondrá un nivel no razonable de escepticismo sobre el conjunto de conocimientos producidos por miles de científicos de todo el mundo bajo todos los tipos de gobierno, tanto en el sector público como en el privado, pero no tendrán duda alguna en creerse todas las narrativas de las personalidades que les dicen aquello que les gusta, narrativas plagadas de verdades distorsionadas y mentiras casi sin excepción.

Esta gente encuentra consuelo en la fuerza y confianza que dichas personalidades transmiten en un llamado a las creencias compartidas. Es por ello que Trump célebremente declaró que "podría disparar a alguien en medio de la quinta avenida y no perdería votantes". Porque su idolatría hacia él es emocional, no lógica.

Un peligro real

Al final, y aquí viene Dave el disco rallado, la mentalidad anti-científica y la negación de la realidad es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Tomemos por ejemplo una película como "No mires arriba". Aunque es obviamente satírica, la forma en la que el público en general reaccionaría en esta era moderna hacia cualquier amenaza existencial fue representado magníficamente.

No hay problema menos político que un cometa acercándose para matarnos a todos. Y aún así, el cometa fue hiper-politizado, se convenció a la gente de que el cometa ni siquiera existía y un tecno-oligarca megalómano nos jodió a todos.

En mi estimación eso es aproximadamente lo que pasaría si hubiera una nueva y mucho más mortífera pandemia o alguna situación similar. Y la culpa no es de la comunidad científica. Son los tertulianos y los demagogos los que abusan del poder de internet para distorsionar la percepción pública de la realidad. Gente como Joe Rogan no es la culpable principal pero tampoco son inocentes y merecen su parte de crítica por amplificar el caos para obtener ganancias monetarias.

Y desafortunadamente aparte de neutralizar directamente a las fuentes de desinformación y promover el conocimiento científico en general, no tengo ninguna solución significativa para esta receta para el fin del mundo. No sé cómo cambiar fundamentalmente la naturaleza humana para que sea bien menos corrupta y manipuladora o menos ciegamente crédula. Debo admitir que mi optimismo juvenil ha disminuido a medida que he entrado en la mediana edad. Pero no pienso rendirme todavía.