Todo empezó cuando eliminamos la filosofía y la ética en los colegios. Sin ella, sin razocinio, solo los impulsos viscerales mueven a las masas, y como en la edad media, las creencias y las supersticiones rigen el camino hacia un oscuro abismo.
Por eso el debate político actual lleno de insultos y tensión, a pesar de los datos, de la templanza, de buscar soluciones estructurales solo da alas a esa oscuridad qué, en mi opinión, la única forma de combatirla es con educación y ciencia, y con tiempo sobretodo con tiempo.