Un no muy PÍO punto de vista sobre las becas

A cuenta de la n-ésima fechoría perpetrada contra la educación, cada vez más empobrecida y de peor calidad (alcanzó su cenit en los 80 con EGB y BUP/COU, y empezó su decadencia con la LOGSE), dedica hoy Federico Jiménez Losantos su n-ésima filípica contra el gobierno de PSOE, PODEMOS y PCE y su m-ésima defensa del sistema de becas del franquismo: el PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades).

Esas becas permitían a gente con recursos limitados estudiar en colegios e institutos privados, José Antonio Martínez Soler habla de la Salle de Almería, Federico Jiménez Losantos habla del Colegio San Pablo (donde tuvo de profesores a José Antonio Labordeta y a José Sanchís Sinisterra). Ojo: limitados, no inexistentes, puesto que la beca no cubría todo el coste de alojamiento ni el material escolar. Además, como eran becas con una partida presupuestaria limitada, requerían:

  • superar un examen en el que los aspirantes debían superar a la competencia para conseguir un puesto, Losantos habla de 250 becados para toda la provincia de Teruel, ¡250! ¿Cuántos miles de niños y adolescentes habría cuyos padres tuviesen poco dinero para dar una educación a sus hijos?
  • demostrar tener una renta baja y no tener bienes inmuebles
  • obtener, para renovar la beca cada año, una nota mínima de 7 sobre 10

Hace casi 10 años, con Rajoy de presidente y Wert de ministro de Educación, se planteó exigir un 6'5 para obtener beca, algo que luego se rebajó hasta un 5'5 en el paso de ESO a Bachillerato y en grados universitarios técnicos; esto lo eliminó, hace 2 años, el actual gobierno.

En verdad, me pregunto por qué hace gente como Losantos una defensa tan encendida del PIO como modelo de becas a seguir. Losantos no para de presumir por haber estudiado becado, cuando la realidad es que él fue un privilegiado que al conseguir su beca dejó sin ella a docenas, a cientos de estudiantes turolenses del franquismo. Esa realidad siguió vigente hasta los años 80: buenos estudiantes con potencial académico no pasaban el corte y dejaban de estudiar para ayudar a sus padres en el campo o para meterse de aprendices en algún taller o fábrica y contribuir a los magros ingresos familiares. ¿Qué tiene de bueno que estudiar dependa no del talento ni del esfuerzo sino de la capacidad económica? ¿Por qué quiere privar a la gente con escasos ingresos de la posibilidad de dar a sus hijos un futuro mejor que el suyo?

Y para mantener esa magra, más bien escasa beca debía la gente como Losantos sacar al menos un notable. ¡Un notable! A mí me parecen estupendas las becas de excelencia, donde se aporten incentivos adicionales a los mejores estudiantes: por ejemplo, pagarles cursos de idiomas, subvencionarles actividades extraescolares como acceso a gimnasios, etc; me parecen estupendas siempre que no impliquen eliminar las becas para el ressto de estudiantes que aprueben un curso por año solo porque saquen un 5 o un 6 de media. El 5, el aprobado, o el 6, el antiguo bien (entre aprobado y notable), están absolutamente desvirtuados; antes, significaban que el alumno, sin excelencia, había adquirido un dominio suficiente del contenido curricular del curso o asignatura en cuestión. ¿Por qué no ha de merecer seguir estudiando un alumno que supera cada curso de manera suficiente? Si parece poco, que se eleve el listón de la enseñanza para que ese 5 o ese 6 representen de verdad un conocimiento suficiente. Que se exija superar curso completo por año y que se establezca un cupo híper reducido de excepciones para alumnos con circunstancias especiales, por ejemplo, la muerte de un familiar que haya podido desestabilizar al estudiante. Que se exija para dar becas, en definitiva, aprovechamiento académico, no excelencia académica.

La enseñanza obligatoria, en tiempos de mis padres, era hasta los 12 años; con la EGB, se amplió hasta los 14 años, y con la LOGSE se amplió hasta los 16 años. Igual que ocurría en tiempos de mis padres, si se becase siguiendo el nada pío modelo PIO, cientos de miles de alumnos abandonarían los estudios y, o bien conseguirían con el modelo actual y por la vía de la clemencia un inútil título de ESO que no capacita para la vida profesional, o bien quedarían sin título académico como pasaba antes con tanta gente que ni tenía el graduado escolar. Es muy sencillo: si la educación, incluso la obligatoria, deja de estar subvencionada para todos por el estado, las parejas con 1-2 hijos (o más) donde entre ambos sumen 2 salarios mínimos (SMI) o menos dejarían de poder pagar matrícula, material escolar, etc, y el despilfarro de potencial académico sería descomunal. Cientos de miles de personas con talento profesional y académico se verían forzados a realizar trabajos poco cualificados renunciando a lo que su vocación y su talento podría haberles permitido.

No puede ser, no es admisible, que las dos únicas alternativas propuestas por PSOE (et alii) y PP (et alii) para la educación sean, o una educación con becas para todos que permita conseguir un título de mierda que garantice unos conocimientos de mierda, o una educación con títulos de prestigio que garanticen una formación académica de calidad con becas para unos pocos privilegiados. La educación no es un chollo, ni una prebenda, ni un privilegio; es un derecho de los ciudadanos a título individual, y también es una inversión y una apuesta de la sociedad para generar capital humano en forma de médicos, científicos, docentes, gestores, etc, que con su formación, talento y esfuerzo devuelvan a la sociedad esa inversión de diversas maneras:

  • el médico sana a la gente para que siga pudiendo trabajar
  • el docente sigue pudiendo formar nuevas generaciones de gente que contribuya a la sociedad
  • el científico teoriza y demuestra, y el ingeniero aplica, nuevos avances que mejoren la calidad de vida
  • el gestor, de lo privado o de lo público, garantiza que los proyectos y los servicios lleguen a buen puerto

Los unos, con la enseñanza de mala calidad, y los otros, con la enseñanza restringida (y no necesariamente de mejor calidad), consiguen justo lo contrario: menos y peores médicos, menos y peores docentes, menos y peores científicos, menos y peores gestores, menos de todo y todo peor empobreciendo la sociedad. Digamos no a las reformas educativas que empobrezcan el nivel académico, digamos que no a los modelos de becas que no requieran aprovechamiento académico y digamos que no a los nada PÍOs modelos de becas solo para unos pocos.