Existe una tendencia a sacar licitaciones para que recaiga sobre las 4 o 5 cárnicas suministradoras de servicios que hay en cada comunidad, cercana al gobierno de turno.
Es triste ver cómo cada vez se externaliza tareas más cercanas al político, que deberían ser trabajo directo de ellos y de su gabinete de enchufados.
Y me preguntó, ¿Hasta donde puede llegar? Hasta que punto el político se queda como un imbécil, un panoli cuya mayor virtud ha sido estar lo más alto en una lista puesta a dedo tras años de silencios y sonrisas.