Laki, el volcán que mató a seis millones de personas

Hace unos años, la erupción del volcán Eyjafjallajökull dejó a Europa sin tráfico aéreo. La ceniza volcánica que arrojó a la atmósfera dejó a muchos pasajeros en tierra, sobre todo los que tenían que atravesar el Norte de nuestro continente. Pues bien, ese no ha sido el volcán más mortífero de la historia, pero es posible que en el top 3 se encuentre el Laki, del que os hablaré hoy. El volcán Laki no es exactamente un volcán, sino una fisura volcánica está en Islandia y entró en erupción el 8 de junio de 1783 durante ocho meses y cambió el clima europeo durante los años sucesivos.

La erupción tuvo su origen en el sistema volcánico de Grimsvötn, en la fisura de Laki que ha sido la que se ha hecho famosa tras el incidente. La actividad volcánica no cesó hasta febrero del año siguiente, y sus efusiones basálticas arrasaron una amplia zona de la costa suroriental de Islandia.

Los gases tóxicos que emanaban del volcán provocaron la muerte de la quinta parte de la población islandesa, cerca de 10.000 personas y al 80% de las ovejas. Las poblaciones de vacas y los caballos se redujeron a menos de la mitad y los cultivos de aquel año no lograron salir adelante. La muerte sobrevenía al mezclarse el dióxido de sulfuro de la nube con el vapor de agua en los pulmones de las víctimas, que no podían explicarse el fenómeno.

Para los supervivientes el espectáculo era estremecedor, ya que veían el cielo cubierto de humo y el suelo cubierto de ceniza, según documenta una crónica escrita en Copenhague y publicada en octubre de 1783 en La Gaceta de Madrid. Como consecuencia de los gases y la ceniza, durante tres años una hambruna asoló a los supervivientes islandeses.

La nube tóxica viajera

Empujada por los vientos, la nube tóxica se fue desplazando en dirección sureste y en una semana llegó a Noruega y Bohemia. El 18 se instaló sobre Berlín y tan solo dos días después París. A Gran Bretaña arribó el 23 de junio y todo quedó cubierto por un polvo sulfuroso. Aquel verano fue conocido en Londres como sand-summer (el verano de arena) y fue al principio especialmente caluroso, aunque conforme pasaban los días la bruma actuaba de pantalla y la temperatura media en el continente bajó unos tres grados.

Sumado a la pantalla de la bruma, muy pronto comenzaron a darse violentos aguaceros y granizadas que contribuyeron a la bajada de las temperaturas. El otoño fue más lluvioso y frío mientras el invierno fue más frío que lo habitual. Esto provocó la muerte de muchas cosechas y después de muchas personas por la hambruna y las enfermedades consecuentes.

Aquel verano de 1783 se registró un aumento de 20.000 personas fallecidas en el Reino Unido (dato que conocemos gracias al registro de las parroquias) y el invierno sucesivo de unas 8.000. Esto era una consecuencia combinada de los desastres naturales que se desataron junto con la hambruna posterior a la erupción.

Los europeos que no estaban al tanto del fenómeno (básicamente los que no podían leer las noticias o no tenían fuentes fiables que conocieran la actualidad del extranjero) se admiraban de la niebla que se había instalado en el continente durante varios meses. El disco solar iba adquiriendo diferentes tonos cuando su luz atravesaba el tamiz de cenizas y gases, desde el blanco a uno más rojo que se veía como signo de malos augurios.

Aunque muchos periódicos de la época se hicieron eco de lo curioso del clima europeo, nadie relacionó los cambios con la erupción del volcán y casi todo el mundo achacó los cambios al designio divino. Bueno, excepto Benjamin Frankin, a la sazón en misión diplomática, que mencionó que podría haber una relación en una conferencia pero no fue muy secundado.

Hoy en día se considera que una de las (muchas) causas que provocaron la Revolución Francesa fue la nube de humo de Laki, ya que malogró numerosas cosechas, tanto en el verano de 1893 como en los sucesivos, al ser el desencadenante de sequías, granizadas e intensas heladas. Todas ellas culminaron en una desastrosa campaña agrícola en 1788 y que puso en pie de guerra a los campesinos, que pese a que no producían ni siquiera suficiente para comer, tenían que seguir pagando impuestos.

Un fenómeno similar se vivió en Egipto, ya que el Nilo no creció lo suficiente ni en 1783 ni en los cinco años sucesivos, dejando a su paso grandes hambrunas que acabaron con numerosas personas. El Instituto Godard de Estudios Espaciales considera que esta sequía también tuvo que ver con el evento de Laki, que modificó el efecto de los monzones por lo que el río no se llenó lo suficiente.

En resumen, varias fuentes apuntan a que en total, la actividad de este volcán mató a unos seis millones de personas en todo el mundo y cambió el clima europeo y mundial durante varios años. En el imaginario colectivo islandés aún es la vara de medir que usan cuando se produce una tragedia y sus niños estudian con profundidad cómo funcionan los volcanes.

Si os interesa el tema y queréis profundizar (sobre todo en el aspecto meteorológico, en el que estoy muy pez y por eso he pasado de puntillas), os recomiendo estos artículos: en Survival Digital, la BBC, Futuro Pasado y por supuesto la Wikipedia.

La imagen que encabeza el artículo es una inundación en Wurtz el invierno de 1783, que se estima que fue provocada por la explosión volcánica.