Como dicen que una imagen vale más que mil palabras, comencemos con esa imagen. Es de hace 3 años. Siendo ya Primer Ministro de Canada, Justin Trudeau visitó India con su familia y decidió hacer un despliegue de trajes tradicionales indios, en un afán por mostrarse como el más multicultural, tolerante e inclusivo político de la actualidad ¿y de la historia? Pero ¿cuál fue el resultado? Unos indios se burlaron de él y otros consideraron ofensiva su frivolidad respecto a y/o apropriacionismo de los atuendos tradicionales indios.
Volvamos al presente. Emmanuel Macron está jugando fuerte frente al islamismo. Su respuesta tras ser decapitado Samuel Paty, profesor que enseñó las viñetas de Charlie Hebdo en clase, fue repartir ejemplares con viñetas en centros docentes, proyectar las viñetas en las fachadas de varios ayuntamientos, afirmar que Francia no renunciará a las caricaturas y otros gestos y declaraciones en defensa del carácter laico de la república francesa. Un laicismo que no excluye la condena en los tribunales de lo que pueda ser percibido como un abuso de la libertad de expresión, pero que entiende ésta como un valor superior a que los seguidores de una religión, ideología, etc, puedan sentirse en un momento dado ofendidos.
¿Y qué tiene que ver Trudeau con esto? Pues que el primer ministro canadiense ha comentado sobre Charlie Hebdo y la decapitación de Paty que condena los atentados terroristas "horribles y espantosos" cometidos en Francia, que considera "injustificables" y que "Canadá condena de todo corazón", pero reclamando un uso "prudente" de la libertad de expresión y añadiendo que
En una sociedad pluralista, diversa y respetuosa como la nuestra, debemos ser conscientes del impacto de nuestras palabras, de nuestros gestos hacia los demás, especialmente hacia las comunidades y las poblaciones que sufren aún muchas discriminaciones
Tenemos que actuar con respeto por los demás e intentar NO HERIR DE FORMA ARBITRARIA O INÚTIL aquellos con los que estamos compartiendo una sociedad y un planeta
Es perentorio preguntar al señor Trudeau si hablar de la edad de Aisha ibn Abu Bakr, la pre-púber esposa de Muhammad, o hablar de las incoherencias en el Antiguo Testamento, o hablar de las similitudes cuando no homenajes de las religiones monoteístas entre sí y respecto a cultos más antiguos... si hablar de esos temas supone herir de forma arbitraria o inútil a alguien. Hay que preguntar al señor Trudeau quién debe decidirlo
- si los tribunales de justicia, actualmente competentes para ello y que suelen entender la libertad de expresión de forma expansiva y sus límites de manera laxa
- o un primer ministro de Canada cobarde y amante del postureo
Mi conclusión es la siguiente: Justin Trudeau piensa que el apaciguamiento es la clave, piensa que si hace estas declaraciones Francia será atacada pero Canadá no. La historia demuestra que se equivoca: Trudeau seguirá tragando hasta que los radicales le exijan algo a lo que no esté dispuesto, y entonces le atacarán igualmente sin importar todo lo que haya tragado hasta entonces; quizá le ataquen, antes simplemente para desestabilizar.
Espero que la brújula moral de Occidente no la manejen puritanos falsarios tan esclavos de sus exigencias que mienten para ocultar cuántas veces han violado esas mismas exigencias. Cuando sale una foto de blackface (algo que per se no me parece censurable, pero a Justin Trudeau sí), y Trudeau solo admite haberlo hecho una vez, y dice arrepentirse por estar mal... pero días después salen 2 instancias más en las que lo hizo, ¿de qué se arrepentía Trudeau? ¿de haberse pintado la cara de negro? ¿o de que le hubiesen pillado?