El trumpismo (o el “trampismo”) fue el verdadero ganador de las elecciones de Madrid.
En la era de la posverdad los hechos no cuentan. Cuentan los sentimientos viscerales de la gente. Las mentiras no se censuran y terminan convirtiéndose en verdades. Se utilizan bulos para manipular el pensamiento con resultados evidentes. No importa que se demuestre después su falsedad, porque para entonces ya habrán cumplido su función habiendo llegado a mucha gente. El discurso sobre hechos inventados sustituye a la realidad.
El resultado de las elecciones de Madrid confirma cómo se ganan elecciones y referéndums hoy en día de manera efectiva. Sí, en Reino Unido y en Estados Unidos en 2016, pero también en España en 2021. No se ganan tantos votos proponiendo soluciones a los problemas de la gente. Hay una vía más directa: la desinformación.
En una sociedad en la que el pensamiento crítico escasea y la política se entiende de forma visceral, parece difícil evitar que los más tramposos se conviertan en los más poderosos.
¿Qué se puede hacer ante esta realidad?
A largo plazo, educación en pensamiento crítico.
A corto plazo, denunciar todos y cada uno de los bulos, combatir la desinformación, aumentar el control de calidad de la información y habilitar instrumentos que ayuden a discernir la mentira de la verdad.
Si no evitamos que la mentira salga impune, nos espera un futuro en el que los hechos ya no importan.