Gestionar la victoria para preparar la siguiente

Por culpa de una anomalía no democrática (Vox), una de las opciones ante la que nos encontramos ahora mismo es la de repetición electoral. Quizás el PP pague a tocateja algunos diputados y pueda ser investido presidente, o quizás el PSOE consiga convencer a todos los partidos (excepto PP y Vox) para que apoyen su continuidad. Si no se da ni una ni otra, lo que se viene en diciembre es una repetición electoral. Inevitable.

Si este es nuestro futuro, lo que no se entiende es qué está haciendo ahora mismo el PP. No dejan de repetir que han ganado, pero todos los mensajes que está lanzando solo sirven para atacarse a sí mismos. De cara a esa posible repetición electoral, lo que hacen es mostrarse débiles y contradictorios.

Retroceso en posiciones políticas

¿Cómo puede explicar el PP que Pedro Sánchez haya sido hasta hace nada el líder de un "sanchismo" al que había que "derrocar", el culpable de que el PSOE haya degenerado en "este PSOE" (dando a entender que el perro había demolido las esencias del partido), para que el PSOE sea ahora en "un partido de Estado"?

¿Cómo se puede explicar que el PP pase de abstenerse en las prórrogas del escudo anticrisis a votar a favor hace unos días? ¿Qué ha pasado desde el domingo para cambiar de opinión?

¿Cómo se puede explicar que el PP ofrezca a Salvador Illa (PSOE) la presidencia de Cataluña, si hasta hace nada acusaban al PSOE de un partido cómplice con los separatistas catalanes?

Si el Partido Popular quiere ser serio, no puede esperar a unos resultados electorales adversos para modular sus posiciones hacia otras más centradas y amistosas con el PSOE. Si a Feijoo le hacía gracia el "que te vote Txapote" (es decir, "los votantes del PSOE son terroristas"), tiene la obligación de mantenerlo en sus labios hasta el día de la investidura. Si no, transmite la sensación de que la derrota ha sido tan definitiva que no le queda más remedio que echarse para atrás en lo que defendía hasta hace pocos días.

Ayuso a la expectativa

Un momento que quedará grabado en la historia del PP: Feijoo da un discurso en el balcón de Génova y desde abajo empiezan los gritos. "¡Ayuuuso, Ayuuuso, Ayuuuso...!". Tocado y hundido.

Todo en ese momento está cargado de significado. Feijoo sabe que no está dando el discurso de la victoria que quería. En realidad es un discurso de tono bajo y no hay ninguna amplia sonrisa, pide a sus votantes que pongan en situación el resultado de las elecciones porque, miente, era una victoria inesperada (la cacareaban todas las encuestas de Madrid). Ayuso sí sonríe. Y se salta el estilo de sus compañeros, su blusa roja estalla entre el neutro color blanco de sus compinches.

Si fuésemos ingenuos, pensaríamos que el coreo del "¡Ayuuuso...!" es espontáneo. Como si entre los asesores de Ayuso no hubiese ningún experto en comunicación...

No son solo los militantes. Esperanza Aguirre pone sentido común entre las filas del PP y les recuerda que Vox y PP son exactamente lo mismo y acepta que el PP necesita otro líder, una lideresa madrileña.

Margallo intenta defender a Feijoo frente a Ayuso y comete un lapsus, y ella intenta autodescartarse negando que ella vaya a tirar a Feijoo de un puente. Pero la imagen está ya en todas nuestras cabezas: hay pelea dentro del PP. No se ponen de acuerdo, ni parte de los militantes quieren a Feijoo ni uno de los grandes nombres confía en él.

Si vamos a una repetición electoral, han tirado al PP por la borda. Si mantienen a Feijoo, va a presentarse con una imagen de líder débil al que no se le quiere en su partido. Si Feijoo se va (le echan o da un paso atrás) y le sustituye Ayuso, ella va a aparecer ante España como la líder autoritaria del PP que echa a Casado o a Feijoo cuando más le conviene a ella. ¿Puede un líder así ser atractivo?

Los de enfrente no lo tienen mejor

Que el PP se haya metido en estos charcos, queriendo o no, solo está sirviendo para tapar una realidad inevitable: el PSOE tiene que hablar con Junts. Es una conversación que el PSOE no quiere, que no sabe si sabrá controlar, que no sabe cuánto puede perjudicarle. ¿No se dan cuenta en el PP que todos sus movimientos están ayudando a crear la imagen de que, frente a un PP blando, sin dirección y sin un líder respetado, los errores que pueda cometer el PSOE con Junts van a parecer cosa menor?

Ni Sánchez ni Feijoo están en una situación sencilla. La diferencia es que el PSOE está manteniendo las mismas posturas que defendió en campaña y a su líder no se le ha puesto en entredicho. De los dos, parece que solo uno de ellos se acuerda de que podría haber una (nada deseada) repetición electoral.