Dos noticias con un nexo común me llevan a escribir este texto. La primera se refiere al elevado número de abortos provocados por la listeriosis, y la segunda a las elecciones que se nos vienen encima por la negativa del PSOE a pactar con Podemos.
En Andalucía tenemos un gobierno integrado por antiabortistas de toda la vida con el apoyo externo de antiabortistas fundamentalistas. A este respecto, el nº 2 del PP dijo recientemente que el aborto no es un derecho www.publico.es/politica/aborto-pp-garcia-egea-aborto-no-derecho-izquie y Vox directamente propone sacarlo de la sanidad pública www.eldiario.es/politica/Vox-violencia-LGTBI-propuestas-PP_0_842716530 y restringir los supuestos en que se permite abortar aún más allá de lo que marcaba la vieja ley de 1985 www.hispanidad.com/confidencial/santiago-abascal-vox-igual-lo-que-hay-
Pues bien, por la negligencia del gobierno andaluz a la hora de detectar y prevenir la listeriosis (así como de perseguir a la empresa responsable), diversas mujeres embarazadas han sufrido abortos, los últimos hoy mismo elpais.com/sociedad/2019/08/30/actualidad/1567160996_124250.html La reacción del gobierno andaluz ha sido proponer a una de las víctimas que se haga una foto con el consejero de sanidad cuando vuelva a quedarse embarazada www.20minutos.es/noticia/3747382/0/listeriosis-consejero-sanidad-mujer
De este modo, nos encontramos con que los fervientes defensores de la vida ignoran los abortos que se han producido por su culpa (e incluso frivolizan inhumanamente sobre ellos). Ni siquiera Vox ha criticado la situación ni ha defendido el inalienable derecho a la vida de los fetos perdidos, reclamando una pena ejemplar para sus asesinos. Cuando se trata de encubrir al compañero que se está forrando junto a uno con cargo a los impuestos de los ciudadanos, no hay nada sagrado.
Al mismo tiempo, hemos conocido que el PSOE ha informado al PP de que prepara nuevas elecciones a no ser que Iglesias se rinda y les dé el gobierno www.elconfidencial.com/espana/2019-08-30/pp-psoe-elecciones-sanchez-ig Sánchez anhela el retorno del bipartidismo con un PSOE preponderante, y por ello va a jugarse su futuro y el del país. En dicha tesitura, nos enteramos de que el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático (equivalentes italianos a Podemos y PSOE con pequeñas salvedades) han llegado a un acuerdo para que la ultraderecha de Salvini y la derecha de Berlusconi no gobiernen juntas. Obviamente, el acuerdo implica un reparto de ministerios en proporción al peso de cada formación.
Nadie como Beppo Grillo y demás dirigentes de 5 Estrellas ha insultado al Partido Democrático. Les han llamado ladrones, enfermos mentales, sanguijuelas...y les han quitado algunos de sus feudos más relevantes. 5 Estrellas declaró la guerra total al centro izquierda italiano, les atacó con todo lo que tuvo y les hizo mucho daño. Fue mucho más agresivo con ellos que Podemos con el PSOE. Infinitamente más. Pero había un interés superior en juego: librar al país de la amenaza de la extrema derecha. Y se pusieron de acuerdo. Un acuerdo de verdad, asumible y lógico, donde cada cual participa en el gobierno en proporción a su peso electoral, tal y como exige el sentido común.
Mientras tanto, en España el PSOE saca a sus portavoces a repetir los más burdos y falsos argumentos para intentar justificar su negativa a la coalición. El sábado pasado sentí vergüenza ajena oyendo decir a Margarita Robles que somos un sistema parlamentario y el gobierno tiene un peso secundario, porque las cosas se deciden en el parlamento, y por tanto la composición del gobierno no es tan importante. Aparte de que es absolutamente mentira (todos conocemos el gran poder del presidente del gobierno a través de los decretos leyes y de la inmensa maquinaria funcionarial y de creación normativa que dirige), su argumento caía por su propio peso. Si el gobierno es secundario y en el fondo da igual quién esté en él ¿Por qué se juegan 4 años de gobierno de derechas en lugar de dar 3 irrelevantísimos ministerios a Podemos?
Tristemente, la cultura democrática de España está a un nivel todavía más bajo que el italiano. Mientras allí pactan, aquí se intenta hacer comulgar con ruedas de molino a los ciudadanos para intentar justificar el campo de minas en que Sánchez nos va a meter por su ambición desmedida. Mientras allí hay ciertos valores que al menos una parte de los partidos consideran sagrados y jamás renunciarían a ellos aunque ello implique pactar con sus enemigos, en España la derecha católica y la ultraderecha fundamentalista minimizan y hacen gracietas sobre los abortos que su negligencia ha provocado, y el centro-izquierda se inventa mentiras para justificar la ruleta rusa a la que piensa jugar con Casado, Rivera y Abascal, aún a sabiendas de que si pierde todos sufriremos la bala en nuestras cabezas. Da mucha vergüenza decirlo, pero nuestra política apesta todavía más que la italiana. Aún no nos hemos quitado la herencia antiética de Campechano, Pujol y demás héroes de la Transición, una herencia que contamina en mayor o menor medida a todos los partidos. Y parece que la cosa va para largo.