El fin del mundo y el amor

Permitidme que dedique un tiempo a hablar del fin, sin que suponga demasiado tiempo como para obsesionarse.

Leyendo por curiosidad que es posible que aquel fin del mundo maya de 2012 estuviera en realidad refiriéndose a este año 2021, se me ocurren inmediatos pensamientos de oportunismo, sensacionalismo para ocupar una noticia en internet.

Pero después de eso, uno se imagina por un momento ese hecho e inclusive va más allá de imaginarse el fin del mundo, al que ya las peliculas nos tienen acostumbrados. Lo que ahora verdaderamente supone el nuevo reto, es decir, la abstracción, es ir más allá y poner en mente no solo el fin de este planeta, sino el fin de todo, del universo, de la realidad.

Sentir aquel entonces que la ciencia afirma que llegará, sin saber todavía de qué forma será, ya sea porque el universo colapse en un punto o se expanda hasta el infinito, o la multitud de teorías que hay...en aquel entonces en el que las leyes que gobiernan la física mueran...cuando eso que falta para la semana que vienen y que llamamos tiempo muera... cuando aún las cosas que achacamos a algo que es superior a nosotros, invariantes, como "naturaleza" o "la vida" queden lejos de ser algo universal, retratadas como algo efímero que fué en la historia del universo.

Sentir sin conceptualizar y sin verbalizar este ejercicio de imaginación, despierta además del misterio, una sensación de paz, al menos en lo personal, pues es la máxima expresión de aquello de "relativizar los problemas".

Pero ¿Por qué el amor?

Estando ya maquinando el escribir este artículo, no pude evitar relacionarlo con este otro tema, ya que casualmente es una oportunidad para expresar mi concepción sobre él.

Amor porque suspiro dándome cuenta de cómo, si lo entendemos como una conexión entre dos personas, esta debe consistir en reconocer esta condición nuestra de ser efímeros, que la pregunta ¿ qué somos ? no sea siquiera compartida, sino que sea la misma pregunta, viviendo en las dos personas.

Quiero decir, qué oportunidad es esa la del amor, de una vez que estamos aquí, de tener esa conexión intelectual,íntima, con permiso de la atracción física y la personalidad, sobre la capacidad de hacer la cuestión compartida durante lo poco que dura una vida humana: ¿Qué es todo esto y qué estamos haciendo aquí?

A pesar de mi fuerte crítica a las películas de comedia romántica, puedo pensar que sí existe algo que incluso es mucho más profundo de lo que esas relaciones cuyo final es perfecto sugieren. Siendo consciente de no estar seguro de estar transmitido lo que quería, pues se trata de algo que se siente, no de algo que se escribe, tengo que decir que sí es verdad que pienso-veo- que este tipo de conexión total es verdaderamente difícil, pues requiere de cierta sensibilidad y de un querer genuino que requiere de valentía. El amor que sea inocente, humilde, sin especulaciones, es la belleza en sí. Pero algo que sea más profundo de lo normal en el plano intersocial, ya refiriéndome a todo, está en peligro de extinción.

Aunque haciendo autocrítica, puede que esté equivocado y el amor, al menos el que se refiere a otra persona, nunca haya podido tener cabida para ser algo tan especial.

...quizá esa conexión sea con uno mismo.