Me he dado cuenta muy tarde. Cuando tenía 13 años intuí que lo que se empeñaba hacerme no era lo correcto, y tonto de mí accedí a que me arruinaran la vida.
Corría el año 2007, un año que marcaría el inicio del fin de la prosperidad en España. Las clínicas españolas de ortodoncia se llenaban de niños y adolescentes obligados (o no) a iniciar un tratamiento de ortodoncia con el fin de mejorar la estética de la sonrisa. Este punto es importante, el fin es meramente estético, ni funcional ni de salud.
En mi caso detectaron un apiñamiento dental con un problema de maloclusión tipo II leve. El tratamiento común para estos casos: extracciones de premolares, bandas elásticas para cerrar los espacios y brakets para corregir la mordida. ¿Tiempo? Casi 5 años.
¿Que es una tortura inimaginable? Así es, pero recuerda que es por tu bien y tus padres quieren lo mejor para ti. ¿Y cómo le vas a rebatir a un reputado doctor, de los mejores de España? No puedes.
A los 14 años empecé a desarrollar una depresión y una falta de autoestima preocupantes. A su vez, problemas de concentración en el instituto, me empecé a sentir más débil que me hizo abandone el tenis y el baloncesto, me volví una persona sedentaria y antisocial en cuestión de dos años. Recibí bullying en 4° hasta bachiller sin motivo aparente. Mi vida social se vio realmente afectada, y incluso en la universidad cuando ingresé dos años más tarde.
Añado que empecé a ir a diferentes médicos por diferentes motivos: migrañas, fatiga crónica, insomnio, cansancio, dolor de cuello y en la ATM. Y visitas al psicólogo por mi depresión que aún me lastra.
Como es de esperar con estas condiciones tan lamentables a a una edad tan temprana, mi motivos para vivir se redujo drásticamente que me hizo pensar en el suicidio en más de una ocasión. No obstante, sabía que si encontraba la raíz del problema podría pasar página de una vez. Pero los síntomas iban cada vez a peor.
Salí de la universidad y como las opciones laborales son escasas en el campo de las ciencias sociales, en lo único que puede aspirar una persona literalmente enferma, que su único deseo es jubilarse, es aspirar a ser funcionario. La única forma de sobrevivir si lastras estos síntomas durante tanto tiempo. Y fue durante el estudio de oposiciones cuando empecé a darme cuenta que no es que durmiese mal, es que prácticamente no dormía, presentaba dolores de cabeza permanentes qué tal vez estaban relacionados con el estrés o alimentación. De repente me empieza a rondar por la cabeza la idea de quitarme los retenedores de titanio de los incisivos ya que se me solía acumular placa difícilmente de limpiar, y así fue. Pero no fue suficiente.
Aparqué las oposiciones y empecé a investigar sobre el tratamiento de retracción de maxilares y las extracciones de primeros premolares a comienzos de este año. Se me vino el mundo abajo completamente cuando empecé a escarbar sobre las consecuencias: retracción del maxilar, retracción de la mandíbula, deglución atípica, riesgo de apnea del sueño, falta de aire, poco espacio lingual, forward head posture, crecimiento del tercio inferior facial hacia abajo, envejecimiento prematuro por falta de soporte facial, disarmonia facial, tensión facial, flat face, etc; y sólo estoy hablando de las físicas.
Ahora bien, ¿hay relación entre estos síntomas y el tratamiento que recibí? ¿Qué tan difícil de demostrar es? ¿Cómo es posible que haya tantas personas con la misma historia que la mía? Este es un tema muy extenso para contarlo en un solo artículo.
Para más información visiten dos páginas webs de interés si eres o conoces a alguien que ha sido VÍCTIMA de este procedimiento o similares.
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