La pregunta en sí es estúpida, no cabe duda. Pero de preguntas estúpidas también se pueden obtener respuestas inteligentes, y cero que este es un buen sitio para ello. Tomáoslo como queráis.
Para mí, la principal cuestión que tenemos que resolver en este país, o al menos una de ellas, es de quién es el dinero público.
Primera opción, no es de nadie. Si no es de nadie, como algunos afirman, creen, o suponen de manera tácita (aunque no se den cuenta de manera explícita), entonces no hay razón para oponerse a una subida salarial el 25% para los funcionarios.
Sólo un verdadero miserable se negaría a que los demás ganasen más, y además, no se trata de oponerse a que los demás vivan mejor, sino que hay que intententar mediante la lucha que nos alcance a nosotros esa mejora.
Esto, por supuesto, está muy bien, cuando se entiende que el dinero público no es de nadie, y que lo que los empleados públicos reciben proviene de alguna especie de limbo.
Segunda opción, es de todos: si el dinero público es de todos, entonces no me puede parecer bien que se reparta a manos llenas. En ese caso, si pienso que es de todos, trataré de ver dónde se requiere una subida, dónde no, y qué partes del sector público deben ser potenciadas.
hasta el día de hoy, el problema de los salarios públicos es que los negocian unos sindicatos que pelean por lo suyo contra una patronal a la que se la sopla, porque va a pagar con una chequera que no es suya y que además remunera en votos.
Por eso los funcionarios tienen mejores condiciones, mejores salarios, moscosos, días libres y demás. No os engañéis: no es porque hayan sacado una oposición, sino porque negocian con tipos que no tienen el menor interés en negarse a nada ya que ellos mismos van a aprovecharse de esas mejoras en un momento u otro.
¿De quién es el dinero público? Cada cual tiene su idea, aunque luego no coincida con su discurso. Pero hay una cosa que está clara. Casi invariablemente, en los países donde se respeta el dinero del contribuyente, la brecha entre salarios del sector público y el sector privado es a favor del sector privado. Donde los contribuyentes son tratados como simples vacas lecheras y el dinero público no es de nadie, se cobra más en el sector público que en el privado. Invariablemente.
Y no me extraña: a mi también me gustó siempre quedar de generoso con lo que no era mío.
¿A quién no?