España y el procés, una historia interminable

España, 2004-2011: Zapatero gobierna España en su mejor momento económico reciente, pero dejándolo también en el peor, negando la crisis, con una alta tasa de paro y viviendo de políticas mediáticas como una ley de memoria histórica sin consenso, y hasta incluso prometiendo el pleno empleo para ganar las elecciones de 2008. No tomó ninguna medida para evitar el desplome de la burbuja inmobiliaria, sumada a la crisis económica mundial, aún teniendo todos los datos en la mano. En el debate Solbes-Pizarro del 2008 se aprecia cuantas mentiras se pueden decir para conseguir el poder. Finalmente se va después de modificar la Constitución a “puerta cerrada”.

Madrid, año 2011: El movimiento del 15-M lucha por una mejor democracia a raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011 convocada por diversos colectivos. Después de que varias personas decidieran acampar en la Puerta del Sol en Madrid, esa noche de forma espontánea se produjeron una serie de protestas en España, con la intención de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo PSOE-PP (binomio denominado PPSOE) y del dominio de bancos y corporaciones, así como una auténtica división de poderes y otras medidas con la intención de mejorar el sistema democrático.

Cataluña, año 2011: Los líderes del partido de Puigdemont y Torra ven como cientos de indignados asedian el Parlament, con una de las manifestaciones de mayor tensión de los últimos años en Cataluña. El 15 de junio de 2011, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tuvo que acceder en helicóptero a la Cámara mientras cerca de un millar de personas ocupaban los accesos para evitar que se celebrase la votación de los Presupuestos autonómicos, que incluían duros recortes. Los disturbios acabaron con seis detenidos, 45 heridos leves, 18 de ellos mossos.

España, año 2011: El PP gana con mayoría absoluta tras el vaivén en la gestión de Zapatero.

España, 2012: Surge Podemos como alternativa a la casta política y Ciudadanos se expande a nivel nacional.

España, 2015: El PP vuelve a ganar las elecciones y Ciudadanos evita unas terceras convocatorias con un pacto de investidura con varias condiciones, ahorrando otro gasto de 130 millones de euros en elecciones, ante el NO es NO de Pedro Sánchez.

Cataluña, año 2018: Carles Puigdemont y compañía están inmersos actualmente en el Procés por la independencia de Cataluña. 

España, 2018: Pedro Sánchez promete elecciones después de anunciar una moción de censura contra Mariano Rajoy, pero se desdice al anunciar un proyecto a largo plazo de la mano de Podemos y nacionalistas tras ganar la moción, con cordón sanitario incluido a PP y Ciudadanos.

Para pactar con la derecha nacionalista no hubo ningún problema, parece que pudieron las conveniencias antes que las convicciones.

Pablo Iglesias, tras hablar con Puigdemont, se expresa como un independentista más: ‘Cataluña y España’ son dos realidades separadas, hablan de ’presos políticos’ en vez de políticos que se encuentran presos, y de ‘exiliados’ en vez de fugados de la justicia. Y todo para defender los privilegios de un territorio.

Podemos se preguntará por su mala marcha en Cataluña. El nacionalismo y el independentismo poco tienen que ver con la izquierda, pero el poder es el poder. Y ERC, como dijo Joan Tardá, no se irá del parlamento español hasta que Valencia y Baleares sean "libres".

Mientras tanto Pablo Iglesias continuará en contacto con los condenados o fugados del Procés, vendiéndolo como una proeza para el diálogo y por la paz, mientras espera un sillón de Sánchez que no llega.

Luego nos sorprende que Julio Anguita haya tenido que montar su propia plataforma de izquierda al margen de Podemos. Y todo por un nacionalismo radical financiado entre todos mientras esperamos soluciones que parece que no llegan para los problemas reales que afectan a España entera: Paro, justicia, sanidad, etc.

El futuro a corto plazo dependerá de la aprobación o no de los presupuestos generales del estado para el 2019.