"España no es una monarquía"...

Subo este otro artículo de un catedrático de Derecho Constitucional defendiendo la monarquía porque nos ofrece la oportunidad de mostrar y evidenciar otro estupendo ejemplo ilustrativo de "pro-monárquico cualificado" que, proponiéndose contribuir una defensa de la monarquía razonada y efectiva, y teniendo la oportunidad de hacerlo, lo único que hace es soltar tonterías falaces y en realidad no dice nada interesante.

Si toda esta gente tan cualificada tiene de verdad alguna buena razón con la que defender y servir a la monarquía que tanto aman, les está costando muchísimas décadas soltar dicha razón.

El artículo:

blogs.elconfidencial.com/espana/la-funesta-mania-de-escribir/2022-07-1

Por ejemplo:

"En 1931, con una monarquía constitucional en la que el rey tenía muchos poderes ... la república era sinónimo de democracia parlamentaria y la monarquía de democracia compartida porque era una monarquía constitucional. Ahí sí que la opción [plenamente] democrática solo podía ser una: la república."

Lo entrecorchetado se lo facilito yo al párrafo, para no tener que decir que el párrafo es una estupidez.

Y entonces me pregunto: ¿es que ahora la opción plenamente democrática ya no es solo una, sino dos, porque la jefatura de Estado no pudiendo ser elegida democráticamente también es un tipo de "plenitud democrática"?

Aparte de que tanto en la monarquía constitucional como en la monarquía parlamentaria el jefe de Estado sigue siendo un cargo no-electo sí-hereditario (la diferencia entre ambas es que en la monarquía constitucional el rey encabeza el gobierno, pero en la monarquía parlamentaria el presidente del gobierno es distinto del rey y es elegido democráticamente); así que si con la monarquía constitucional la opción plenamente democrática solo podía ser la república, entonces me imagino que también con la actual monarquía parlamentaria la opción plenamente democrática solo podrá seguir siendo la república.

"De otro lado, es evidente que la mayoría de repúblicas del mundo no son parlamentarias, sino autoritarias o, simplemente, dictaduras. Ningún ejemplo de democracia."

Pues no entiendo cuál es el problema de los pro-monárquicos con las repúblicas dictatoriales o autoritarias. Una monarquía, por definición estrictamente etimológica, significa "gobierno de uno", o "solo uno manda", es decir, que una monarquía es una dictadura por definición. Así que no entiendo que quienes aman tanto la monarquía lo que les reprochen a las repúblicas dictatoriales es que sean precisamente dictatoriales.

Por otra parte, si quienes aman tanto la monarquía dicen odiar las dictaduras, entonces se están contradiciendo a sí mismos, lo cual evidencia su falta de cualificación intelectual. Si odian tanto las dictaduras, entonces que no sean pro-monárquicos.

Y por supuesto que con nada de esto intento defender las repúblicas dictatoriales.

A ver, hay en todo esto una enorme confusión terminológica. "Monarquía" significa, etimológicamente, que "solo uno manda", y por tanto ese uno que manda es la máxima autoridad del país. En la república también hay una máxima autoridad del país, el Jefe de Estado o Presidente de la República. Por tanto, si un "monarca" es por definición "la máxima autoridad de un país", entonces el Jefe de Estado o Presidente de una república debe ser considerado también un "monarca", y decir que en la república la Jefatura de Estado o Presidencia de la República no es ocupada por un monarca es, en cierto modo, contradictorio o terminológicamente defectuoso.

Pero, al margen de eso, la tendencia histórica evidente ha sido que al cargo de "Jefe (supremo) del Estado" se le han ido quitando todos los poderes: se le quitó el poder legislativo, que pasó a ser ejercido por un órgano precisamente colegiado, no unipersonal, el Parlamento; se le quitó también el poder ejecutivo, y así la cabeza o presidente del Gobierno pasó a ser designado por el Parlamento; y se le quitó también el poder judicial. Es decir, la tendencia histórica ha sido que el poder público ha pasado de ser ostentado únicamente por un monarca, a ser reorganizado de otra forma, para ser ostentado y desempeñado por una multiplicidad de cargos: parlamentarios, presidente del gobierno y ministros, jueces, etc...

Es decir, que la tendencia histórica evidente es la de abandonar completamente el régimen por el que todo el poder es ejercido por un único cargo y persona. La Jefatura de Estado ha sido privada de poder, y a estas alturas ya no es "la máxima autoridad del Estado", en términos de poder real ostentado, por lo que no debería haber ningún inconveniente en suprimirla completamente o bien ponerle otro nombre distinto de "Jefatura de Estado"; y aunque el Presidente del Gobierno sí es un cargo unipersonal, es un cargo designado por el Parlamento y con función meramente ejecutiva, no legislativa ni judicial.

Vamos, que si "monarquía" es "que el poder sea ejercido por solo uno y solo él mande", entonces está claro que en la actualidad, y de hecho, ya no vivimos en una monarquía, porque en la actualidad el poder se reparte por entre varios: el Parlamento democrático, el Gobierno democrático, el Poder Judicial, etc...

En realidad, al margen de consideraciones terminológicas, etimológicas o conceptuales, la cuestión importante aquí es si está bien que un cargo se decida por apellido y consanguinidad, en vez de decidirse o designarse por mérito, capacidad, cualificación, honradez, lealtad, esfuerzo, aptitud, idoneidad, superioridad respecto a otros candidatos, y resultados. Mucho más si ese cargo es público y es una Jefatura de Estado.

Si la Jefatura de Estado ya no tiene ninguna importancia, entonces ¿por qué vamos a mantener en ella a un linaje familiar a base de nuestro dinero? Y si la Jefatura de Estado tiene muchísima importancia, entonces ¿por qué vamos a permitir que sea ocupada por apellido y consanguinidad, en vez de ser ocupada por mérito, capacidad, cualificación, honradez, lealtad, aptitud, idoneidad, superioridad respecto a otros candidatos, y resultados?

Y es que incluso aunque por cuestiones de prerrogativas se pudiera concebir alguna razón por la que algún cargo público debiera ser, no solo vitalicio, sino hasta hereditario, aun así sigue siendo preferible que las prerrogativas sean utilizadas por personas más aptas que por personas menos aptas, y por tanto sería necesario que existiesen algunas elecciones democráticas o algún proceso técnico de selección para determinarse qué linaje familiar sería el más apto y adecuado para ocupar y monopolizar ese cargo por generaciones.

Es decir, que el principio de democracia no puede ser desplazado ni excluido, porque es un principio que se basa en el mérito, la capacidad, la cualificación, la aptitud y la idoneidad, como también lo hace el Libre Mercado.

Hay que dejar a los ciudadanos elegir qué Jefe de Estado prefieren o de qué Jefe de Estado prefieren sus servicios porque es Libre Mercado y por tanto dicha posibilidad de elección es buena para la economía y para la prosperidad económica del país. Cuando un Jefe de Estado es un comisionista, un ladrón y un delincuente derrochador, ineficiente y costoso para el país, entonces es bueno poder expulsarle del cargo a través del procedimiento de elegir democráticamente a otro.

El Libre Mercado no nos dice: "la gente es imbécil, y por tanto no se la debe dejar elegir, y por tanto la economía debería ser dirigida por alguna autoridad central", sino que nos dice todo lo contrario: el Libre Mercado nos dice que la gente es racional, lista, a la hora de perseguir todo lo que tenga que ver con sus intereses económicos. Por esto la Teoría Económica se esfuerza por modelar la racionalidad y listeza económicas de las personas a través de modelos teóricos de decisión según los cuales los distintos agentes económicos deciden sus respectivas actuaciones y elecciones económicas.

Y esto es algo que nunca te saben explicar los que defienden tanto la monarquía: por qué es mejor designar un cargo público por apellido y consanguinidad, que hacerlo por mérito, capacidad, cualificación, aptitud, honradez, lealtad, superioridad respecto de otros candidatos, y resultados.

Y claro, como son incapaces de explicártelo de un modo convincente, porque es imposible, se ponen a defender la monarquía a base de soltar falacias y tonterías.

Y la verdad, es que es divertido ver a catedráticos de Derecho Constitucional soltando tonterías y desacreditándose a sí mismos, porque es bastante ilustrativo de lo tremendamente, vulnerable y susceptible que es el cerebro humano.